JEREMY LAURANCE (THE INDEPENDENT)
Una alianza internacional de especialistas en salud mental ha lanzado una campaña para cambiar el enfoque de la atención mundial de los desórdenes del cuerpo a los trastornos de la mente.
Cada año alrededor de 30 por ciento de la población mundial sufre de alguna forma de desorden mental y, sin embargo, al menos dos terceras partes de los afectados reciben tratamiento inadecuado o ninguno, aun en países que disponen de los mejores recursos.
La enfermedad mental supera al cáncer y a las cardiopatías como causa de mala salud crónica, sobre todo por la naturaleza discapacitante de la depresión y de los problemas con el alcohol y las drogas, pese a lo cual recibe apenas una fracción de los recursos que se invierte en aquellos padecimientos orgánicos.
En una serie de artículos publicados en The Lancet, expertos de la Organización Mundial de la Salud, la Escuela de Higiene de Londres y el Instituto de Siquiatría del Reino Unido hacen un llamado a los gobiernos y organizaciones médicas del mundo para que incrementen los fondos destinados a la salud mental y la pongan en el centro de sus estrategias de salud.
Persiste cifra negra
Hasta 14 por cierto de la carga de enfermedades a nivel global se atribuye a trastornos mentales, según estimaciones de la OMS en 2005. Sin embargo, esos padecimientos son estigmatizados y desdeñados. Casi la cuarta parte (23 por ciento) de la carga global de discapacidad se debe a problemas mentales, en comparación con 21 por ciento de las enfermedades cardiacas e infartos y con 11 por ciento del cáncer.
El profesor Martin Prince, del Instituto de Siquiatría, señaló que incluso esas cifras tan altas podrían ser una subestimación, porque no se reconoce el impacto de la salud mental sobre la física.
El impacto fatal más obvio de la depresión es cuando conduce a los pacientes al suicidio. Cada año se presentan 800 mil casos en todo el mundo; nueve de cada diez suicidas fueron presas de un grave problema mental en las semanas anteriores a su muerte. Sin embargo, la depresión conlleva un riesgo cada vez mayor de muerte por otras razones, por ejemplo al conducir a un estilo de vida poco saludable, con mayor consumo de tabaco y menos ejercicio.
La estigmatización tuvo también su parte en la negativa de tratamiento a pacientes por sus males físicos. Un estudio realizado en Australia descubrió que los pacientes mentales con problemas cardiacos tenían menos de la mitad de probabilidades de recibir cirugía, y 80 por ciento más de morir a causa de ellos que los no afectados mentalmente.
Sin presupuesto
“Hemos pasado por alto los vínculos entre la salud mental y la física. Sin ellos no podemos captar el pleno impacto de la salud mental”, expresó Prince.
Casi la tercera parte de los países no disponen de presupuesto para salud mental, y la quinta parte de los que lo tienen han gastado en ella menos de uno por ciento de su presupuesto total. Secar Saxena, de la OMS, afirma que las desigualdades en asignaciones son rampantes. “Los países de altos ingresos cuentan con 200 veces más siquiatras, enfermeros siquiátricos y sicólogos. Los de bajos ingresos pierden recursos y en dos años la situación será aún peor”, añadió.
Con demasiada frecuencia, los países invierten en preparar siquiatras y construir costosos hospitales mentales, cuando el dinero estaría mejor empleado en enfermeros siquiátricos y atención a la comunidad, precisó.
Richard Horton, editor de The Lancet, expresó que ha habido una “crítica falla de liderazgo” por parte de los países occidentales.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
FUENTE: http://www.jornada.unam.mx/2007/09/06/index.php?section=ciencias&article=a02n1cie
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