Buscar más información

Google
 

20 enero 2007

Diez mitos y diez verdades sobre el ateismo



Sam Harris

Varios sondeos indican que el término "ateísmo" ha adquirido un estigma tan extraordinario en los Estados Unidos que ser un ateo es ahora un impedimiento perfecto a una carrera en la política (en un modo que ser negro, musulmán u homosexual no lo es). Según una encuesta reciente de Newsweek, sólo el 37 % de Americanos votaría a favor de un ateo calificado para presidente.
Los ateos a menudo son imaginados como intolerantes, inmorales, deprimidos, ciegos ante la belleza de naturaleza y dogmáticamente cerrados a pruebas de lo sobrenatural.
Incluso John Locke, uno de los grandes patriarcas de la Ilustración, creía que el ateísmo debía “no ser tolerado en absoluto” porque, dijo, “las promesas, convenios y juramentos, que son los lazos de sociedades humanas, no pueden tener ningún asimiento para un ateo.”
Eso fue hace más de 300 años. Pero en los Estados Unidos de hoy, poco parece haber cambiado. Un notable 87 % de la población asegura “nunca dudar” de la existencia de Dios; menos del 10 % se identifican como ateos — y su reputación parece deteriorarse.
Dado que sabemos que los ateos están a menudo entre la gente más inteligente y científicamente alfabetizada en cualquier sociedad, parece importante desinflar los mitos que les impiden jugar un papel más grande en nuestro discurso nacional.
1) Los ateos creen que la vida no tiene significado.
Al contrario, es la gente religiosa la que a menudo piensa que la vida no tiene significado y se imaginan que sólo puede ser redimida por la promesa de felicidad eterna después de la muerte.
Los ateos tienden a estar bastante seguros de que la vida es preciosa. La vida es impregnada de significado al ser vivida real y totalmente.
Nuestras relaciones con aquellos a quienes amamos son significativas, ahora; no tienen que durar para siempre para que esto sea así.
Los ateos tienden a ver este miedo más bien… como algo absurdo.
2) El ateísmo es responsable de los mayores crímenes en la historia humana.
La gente de fe a menudo afirma que los crímenes de Hitler, Stalin, Mao y Pol Pot fueron el producto inevitable de la incredulidad. Sin embargo el problema con el fascismo y el comunismo, no es que sean demasiado críticos con la religión; el problema es que se parecen demasiado a las religiones. Tales regímenes son esencialmente dogmáticos y generalmente dan lugar a cultos de personalidad que son indistinguibles de los cultos de adoración a personajes religiosos. Auschwitz, el Gulag y los campos de matanza no fueron ejemplos de lo que pasa cuando los seres humanos rechazan el dogma religioso; ellos son ejemplos del dogma político, racial y nacionalista en extremo.
No hay ninguna sociedad en la historia humana que alguna vez haya sufrido porque su gente se volvió demasiado razonable.
2) El ateísmo es dogmático.
Judíos, cristianos y musulmanes afirman que sus escrituras son tan proféticas de las necesidades de la humanidad que sólo podrían haber sido escritas bajo la dirección de una deidad omnisciente. Un ateo es simplemente una persona que considera esta afirmación, lee los libros y concluye que esta afirmación es ridícula. Uno no tiene que aceptar nada por fe, o ser de otro modo dogmático, para rechazar injustificadas creencias religiosas. Como el historiador Stephen Henry Roberts (1901-71) una vez dijo: “Afirmo que somos ambos ateos. Simplemente creo en un dios menos que usted. Cuando usted entienda por qué desprecia a todos los otros dioses posibles, usted entenderá por qué yo desprecio al suyo.”
3) Los ateos piensan que todo en el universo surgió por casualidad.
Nadie sabe por qué el universo apareció. De hecho, no es completamente claro que coherentemente podamos hablar sobre "el principio" o "la creación" del universo en absoluto, ya que estas ideas invocan el concepto de tiempo, y aquí hablamos del origen de espacio-tiempo en sí mismo.
La noción de que los ateos creen que todo fue creado por casualidad es también con regularidad usada como crítica a la evolución darwiniana. Como Richard Dawkins explica en su maravilloso libro, “La Ilusión de Dios”, esto representa una completa malinterpretación de la teoría evolutiva. Aunque no sabemos con precisión cómo la temprana química de la Tierra desarrolló la biología, sabemos que la diversidad y la complejidad que vemos en el mundo vivo no son un producto del mero azar.
La evolución es una combinación de mutación azarosa y selección natural. Darwin llegó a la frase “selección natural” por analogía con la “selección artificial” realizada por los criadores de ganadería. En ambos casos, la selección ejerce un efecto sumamente no arbitrario sobre el desarrollo de cualquier especie.
4) El ateísmo no tiene ninguna conexión con la ciencia.
Aunque sea posible ser un científico y todavía creer en Dios — como algunos científicos parecen mostrar — no hay ninguna duda que un compromiso con el pensamiento científico tiende a erosionar, más bien que apoyar, la fe religiosa.
Tomando la población estadounidense como ejemplo: La mayoría de los sondeos muestran que aproximadamente el 90 % de la población cree en un Dios personal; mientras que el 93 % de los miembros de la Academia Nacional de Ciencias no es creyente. Esto sugiere que hay pocos modos de pensar menos compatibles con la fe religiosa en comparación con la ciencia.
5) Los ateos son arrogantes.
Cuando los científicos no saben algo — como por qué el universo apareció o cómo se formaron las primeras moléculas autoreproductoras— ellos lo admiten. Fingir conocer cosas que uno no conoce es algo muy perjudicial en la ciencia. Y aún esto es lo que da vida a una religión basada en fe. Una de las ironías monumentales del discurso religioso puede ser encontrada en la frecuencia con la que personas de fe se alaban a sí mismos por su humildad, mientras afirman conocer hechos sobre cosmología, química y biología que ningún científico conoce. Cuando aparecen preguntas sobre la naturaleza del cosmos y nuestro lugar dentro de él, los ateos tienden a formar sus opiniones a partir de la ciencia. Esto no es arrogancia; es honestidad intelectual.
6) Los ateos están cerrados a la experiencia espiritual.
No hay nada que impida a un ateo experimentar el amor, el éxtasis, la pasión y la admiración; los ateos pueden valorar estas experiencias y buscarlas con regularidad. Lo que los ateos no tienden a hacer es realizar injustificadas (e injustificables) afirmaciones acerca de la naturaleza de la realidad sobre la base de tales experiencias.
No hay ninguna duda de que algunos cristianos han transformado sus vidas para bien por leer la Biblia y rezar a Jesús. ¿Qué demuestra esto? Demuestra que ciertas disciplinas de atención y códigos de conducta pueden tener un efecto profundo sobre la mente humana. ¿Las experiencias positivas de los cristianos sugieren que Jesús sea el salvador exclusivo de humanidad? No, ni siquiera remotamente — porque los hindúes, budistas, musulmanes e incluso ateos con regularidad tienen experiencias similares.
No hay, de hecho, cristiano sobre la Tierra que puede estar seguro que Jesús llevó una barba, y mucho menos que él fue nacido de una virgen o resucitó de entre los muertos. Estas simplemente no son el tipo de afirmaciones que la experiencia espiritual puede autenticar.
7) Los ateos creen que no hay nada más allá de la vida humana y el entendimiento humano.
Los ateos pueden admitir los límites del entendimiento humano en un modo que la gente religiosa no puede.
Es obvio que no entendemos el universo totalmente; pero es aún más obvio que ni la Biblia ni el Corán reflejan un mejor entendimiento de él.
No sabemos si hay complejas formas de vida en otras partes del cosmos, pero podría haber. Si la hay, tales seres podrían haber desarrollado un entendimiento de las leyes de la naturaleza que infinitamente excede al nuestro. Los ateos libremente pueden aceptar tales posibilidades. Ellos también pueden admitir que de existir brillantes extraterrestres, el contenido de la Biblia y el Corán será aún menos impresionante para ellos.
Desde el punto de vista ateo, las religiones líderes mundiales trivializan completamente la verdadera belleza y la inmensidad del universo. Uno no tiene que aceptar nada con pruebas insuficientes, para hacer tal observación.
8) Los ateos ignoran el hecho que la religión es sumamente beneficiosa para la sociedad.
Aquellos que enfatizan los efectos buenos de la religión no parecen comprender nunca que tales efectos fallan en demostrar la verdad de cualquier doctrina religiosa. Es por eso que tenemos términos como "optimismo" y "autoengaño". Hay una distinción profunda entre una ilusión de consolación y la verdad.
En cualquier caso, los efectos buenos de la religión pueden ser cuestionados con seguridad. En la mayoría de los casos, parece que la religión da a la gente malas razones para comportarse bien, cuando en realidad hay buenas razones disponibles.
Pregúntese qué es más moral, ¿ayudar al pobre por el interés en su sufrimiento, o hacerlo porque piensa que el creador del universo quiere que usted lo haga, le recompensará por hacerlo o le castigará por no hacerlo?
9) El ateísmo no proporciona ninguna base para la moralidad.
Si una persona no ha entendido que la crueldad es perjudicial, no lo entenderá por leer la Biblia o el Corán — ya que en estos libros abundan las celebraciones de crueldad, tanto humana como divina.
No obtenemos nuestra moralidad de la religión. Decidimos qué está bien en nuestros libros recurriendo a intuiciones morales que están (en algún nivel) integradas en nosotros y que han sido afinadas por miles de años de pensar en las causas y posibilidades de la felicidad humana.
Hemos logrado un progreso moral considerable durante años, y no hicimos este progreso por leer la Biblia o el Corán con más detenimiento. Ambos libros justifican la práctica de la esclavitud — y cada ser humano civilizado ahora reconoce que la esclavitud es una abominación. Lo que haya de bueno en la escritura — como la regla de oro — puede ser valorado por su sabiduría ética sin nuestra creencia en que fue transmitido a nosotros por el creador del universo.

18 enero 2007

Los zapatistas muestran al país y al mundo su sistema de escuelas autónomas

PARTE II (de dos)

Amber Howard

Sin aceptar dinero ni maestros del gobierno, las comunidades indígenas han construido más escuelas y educado a más niños que nunca antes.

Para los zapatistas, esto quiere decir que los estudiantes, cuando terminan la secundaria, se enfocan en las necesidades urgentes de la comunidad y ayudan a educar a otros. A los estudiantes se les enseña a generar productos y comida, dándoles trabajo en la siembra, las artes, la salud, lo que necesite la gente del área, y no lo que se necesitará en un remoto futuro. Dado que la educación autónoma no es reconocida fuera del territorio rebelde, los graduados no pueden continuar sus estudios. Como recuerda Diego, un padre de familia: “Mi hijo se graduó el año pasado de la Escuela Secundaria Rebelde Autonoma Zapatista de la zona, la primera creada en territorio rebelde, en Oventic. Quería seguir estudiando, pero como no pudo, terminó trabajando en la primaria como maestro.” Uno de los sueños más grandes de la Otra Educación es tener un día bachillerato y universidad autónomos, para que los estudiantes puedan profundizar su educación.
Aunque las comunidades han continuado proveyendo la Otra Educación a sus niños con pasión, no han faltado las luchas. Muchos adultos no saben leer ni escribir. Por esta razón es difícil encontrar promotores de las mismas comunidades. También en muchas ocasiones los promotores no pueden seguir enseñando o entrenando a otros. Debido a la necesidad de ver por sus familias, comprar ropa o comida, pocos completan el entrenamiento, dejando a muchos sin educación consistente.
Otra dificultad es la falta de recursos. Una vez que se decidió construir todo desde abajo, sin ayuda del gobierno, ha sido una lucha frecuente juntar los materiales necesarios para construir escuelas y proveer a los estudiantes. “Tenemos mucho que queremos construir, pero no podemos por falta de recursos.” Pero vale la pena con tal de tener la libertad de una educación autónoma, dicen representantes del Caracol IV. “Podemos dar clases a nuestros niños en una casa o debajo de un árbol, no importa. No necesitamos más dinero del mal gobierno. Nosotros vemos como ayudar a nuestros promotores y así ayudar a toda la gente de la comunidad.”

Patricia del Caracol III habló de como todo es construido por la gente, inclusive escuelas con techos de paja y lámina. El compromiso de la comunidad es en realidad la base de la Otra Educación. Los padres mandan raciones de frijol, maíz y leña con sus niños para que puedan tener la comida que necesitan mientras están en la escuela. Muchos grupos internacionales han apoyado al movimiento zapatista dándoles alguna fuente de ingresos para crear más escuelas, incluyendo grupos de Noruega, Suiza, Dinamarca, Grecia y los Estados Unidos, entre otros.
La Otra Educación está basada en la construcción de un nuevo mundo, que valore el ser y no el tener. Los zapatistas creen en ser realistas: averiguar lo que la comunidad realmente necesita para su propia liberación, educando a los estudiantes sobre este descubrimiento. A pesar de todas las carestias y retos, como la Comandante Concepción del Caracol IV resume: “La educación aquí es la nuestra. Como zapatistas, empezamos a organizarnos aquí en nuestro territorio y nos ha causado problemas. Pero es que no es lo mismo, la educación que da el gobierno, y nos empezamos a dar cuenta de esto. Nos obligaban a aprender lo que se les daba la gana, y nosotros empezamos a resistir. LA educación que le estaban dando a nuestros niños no era buena. Teníamos que hacer el cambio, crear la Otra Educación.”
El diálogo con representantes de los diferentes caracoles fue uno de las primeras muestras públicas, para muchos, del mundo autónomo y rebelde de las comunidades zapatistas. Con una audiencia tan nutrida de gente de todo el mundo que no cabía en la escuela, la reunión se tuvo que mover afuera para que hubiera más espacio. Fue una oportunidad el ver la mezcla de los enmascarados locales con complicados bordados y los estudiantes, maestros y demás que venían de todas partes del mundo, todos juntos para ser testigos de la presentación de una alternativa al sistema gubernamental capitalista, a lo que puede lograrse cuando la gente de abajo se une para proveer a su propia comunidad.
Mucha gente, incluyendo a Beatriz Gutierrez, una maestra indígena de Oaxaca, estaban ansiosos por ver estas presentaciones en el siguiente nivel. “Quiero ver más allá de las palabras y ver como es en realidad en el salón de clase.” Sugirió tener una reunión específicamente educativa, en la que los maestros se junten con un grupo de 15 estudiantes, y muestren sus formas de trabajar en sus salones de clase, para crear otra forma de entrenamiento. Otros propusieron reuniones en grupos más pequeños para aprender de las variadas experiencias de todos los participantes. No obstante, como Gustavo, un zapatista local, lo puso: “No hay ningún estandard, ningún libro que pueda ser escrito sobre la manera correcta de enseñar en todo el mundo. Cada comunidad es diferente. Nosotros seguiremos aprendiendo, para compartir nuestro modo con los que vengan a escuchar.”

Esta reunión de zapatistas con los pueblos del mundo es una preparación para una reunión de 10 días del 20 al 29 de julio próximo, donde los participantes viajarán a todos los Caracoles del territorio zapatista para una mirada todavía más profunda de la experiencia de vida autónoma y rebelde de los últimos 13 años. Cualquiera interesado está invitado a participar, a compartir sus visiones y experiencias de lucha. Como el Coronel Insurgente Moisés le recuerda a la gente del mundo: “Ahora es el momento de organizarnos y ver como nosotros, juntos, podremos enfrentar el mal del neoliberalismo y su ofensiva contra la humanidad.”

Los zapatistas muestran al país y al mundo su sistema de escuelas autónomas


PARTE I (de dos)

Amber Howard

Sin aceptar dinero ni maestros del gobierno, las comunidades indígenas han construido más escuelas y educado a más niños que nunca antes.

Cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) empezó la fase pública de su lucha en la vispera de año nuevo de 1993-94, enarboló 11 demandas, una de las cuales era “educación” (las otras eran: trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, independencia, libertad, democracia, justicia y paz). Trece años después, habían visto esa demanda cumplida como nunca antes en los altos y las selvas de Chiapas. Pero no fue el gobierno mexicano ni institución alguna los proveedores. Lo hicieron por su propia cuenta.
Antes de la rebelión en estas tierras rurales de México las escuelas, que eran de las más pobres, se encontraban muy alejadas y eran muy pocas, pero ahora las comunidades zapatistas han creado nuevas escuelas, entrenado maestros de sus propias filas y ampliado el alcance del tipo de educación que reciben sus hijos. Y lo hicieron sin aceptar ni un peso del gobierno.
El 31 de diciembre de 2006, miles de zapatistas y visitantes de todo México y el mundo se encontraron en la montaña, en el poblado de Oventic, para la Reunión de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo, que tuvo una sesión entera dedicada a “La Otra Educación”, en la que autoridades civiles de diversos puntos del territorio zapatista explicaron lo que han hecho y lo que esperan hacer en el futuro.
La idea centrar detrás de la creación de la Otra Educación es enseñar a los jóvenes la historia, el lenguaje y la cultura del pueblo, así como prepararlos para proveer a su comunidad, algo que el gobierno nunca logro hacer. Los representantes Lucio y Magdalena hablaron del Caracol II (“caracol” es el término utilizado para describir los cinco centros de buen gobierno de los poblados zapatistas), con sede en Oventic. Explicaron: “Debido a la pobre calidad de la educación del gobierno, hemos empezado a crear nuestra propia educación. El modelo educativo del gobierno servía solo para destruir a la madre tierra y a toda la humanidad, para desarrollar estudios que favorecían los intereses de los poderosos.”
Ellos quieren un modelo educativo que mantenga a sus jóvenes cerca de sus comunidades y que sean productivos para el bien común. “El gobierno no nos dió nuestras escuelas, nosostros mismos tuvimos que construirlas, desde 1998. Estas escuelas no son reconocidas por el gobierno. Son para nuestra gente aquí en la selva. Nos ha costado mucho, pero están creciendo”, dice Gustavo, del Caracol III, con sede en La Garrucha.

Saul, un educador zapatista, describe como después de 1994 los maestros del gobierno seguían tratando de venir a los territorios autónomos en rebeldía, pero ahora como espías. “Vamos a ver lo que están haciendo, esos zapatistas. ¿Que tipo de movimiento tienen allá?” Llegaban con provisiones conseguidas con el ejército, usaban los helicópteros para traer materiales escolares, etc. “Dijimos, ’Ya basta. Esto no está bien’”, recuerda Saúl. “No ha sido fácil, nosotros mismos no sabemos leer. Pero estamos mejorando y aprendiendo todo el tiempo. Ahora podemos enseñar nuestra cultura, nuestra lengua y nuestra historia.” Estos son los inicios humildes de la Otra Educación.
Aunque la creación de una educación autónoma trae sus retos, los comandantes zapatistas dicen que se forma desde abajo, por la gente de las comunidades, aprendiendo mientras avanzan. “Aprendemos mientras caminamos, codo con codo con nuestra educación”, explica Concepción del Caracol V, con sede en Roberto Barrios. “Empezamos a pensar, ¿cómo sería una educación propia?”
Uno de los aspectos más importantes de la Otra Educación es recuperar los valores culturales, las formas de hablar y entender a los demás dentro de las comunidades. Esto es algo que se perdió con la educación gubernamental y que provoca mucho entusiasmo en la gente ahora que se vuelve a hacer, especialmente mediante las lenguas Tzotzil, Tzeltal, Tojolabal y Chol, entre otras. Es escencial que las clases sean enseñadas en la lengua nativa, no solo por su importancia cultural, sino porque esta es la lengua hablada principalmente en casa y la que mejor pueden entender los niños.
Según explica Lucio, graduado local de 18 años: “Hablamos nuestro propia lengua. Estamos en resistencia. Nuestra educación nos enseña que es el neoliberalismo, que significa ser autónomo. Los maestros del gobierno faltaban frecuentemente, porque decían que no se les pagaba bien. Nos trataban de decir que solo buscaramos trabajo, que no lucharamos o resistieramos contra el gobierno. Pero nosotros creemos que hacemos todo para todos. Tenemos que hacerlo juntos.”
Además de la importancia de aprender sobre la historia, cultura y lengua locales, los representantes del Caracol III también mencionaron la necesidad crítica de estudios ambientales y de igualdad de género en la educación. “El medio ambiente es la fuente de la vida. Debemos aprender sobre la conservación de la bio-diversidad. Creemos en una educación ambiental que promueva el cuidado de nuestra Madre Tierra de una manera reflectiva, crítica y consciente. Queremos enseñar soluciones. También queremos que nuestros niños aprendan acerca de la libertad, la dignidad y a valorar a los seres humanos, tanto hombres como mujeres.”
Las cuatro áreas de estudio principales en la Otra Educación son:
Historia: de la región local, la lucha zapatista, México y el mundo
Lenguas: lenguas locales y español
Matemáticas y,
Agro-ecología: como cuidar el medio ambiente mediante prácticas de agricultura orgánicas y el rechazo de las semillas transgénicas, entre otros métodos.
Los estudiantes también aprenden modos para proveer a sus comunidades mientras asisten a la escuela, tales como el mantenimiento de jardines, como producir granos, problemas con la tierra y como criar animales como pollos, ovejas y cerdos. De esta manera aprenden conocimiento práctico y obtienen un ingreso para apoyar a los “promotores de la educación” (así llaman los zapatistas a los maestros), que son locales, no reciben salario y hacen su trabajo por su deseo de elevar la consciencia de sus comunidades.

Los promotores son nativos de las comunidades en las que enseñan. Por tanto entienden la cultura, la lengua nativa y la historia, y pueden impartirlos a sus estudiantes, en lugar de que alguien de afuera traiga sus modos de ser y perspectivas culturales. De esta manera la comunidad puede decidir que aprenden los estudiantes. “Antes teníamos maestros de gobierno. Vimos que no estaban enseñando lo que queríamos que aprendieran nuestros niños. No era más que otra herramienta del gobierno federal”, describe Saúl del Caracol I. Los representantes del Caracol IV agregan: “Los maestros del gobierno no enseñaban sobre nuestra cultura y nuestra lengua. Así que nosotros como comunidad y como padres empezamos a organizarnos mediante reuniones con otros zapatistas para planear la Otra Educación. En estas reuniones acordamos sacar a nuestros niños de las escuelas del gobierno y nombrar nuestros propios promotores de la educación.”
Estos promotores son entrenados por profesionales, para luego pasar a entrenar otra generacion de promotores locales de sus comunidades. Es importante notar que estos promotores están aprendiendo al mismo tiempo que sus estudiantes. No es el tipo de educación en la que el maestro lo sabe todo y los estudiantes nada. Mas bien, ellos son promotores, gente dentro de la comunidad comprometida con promover diferentes tipos de trabajo y conocimiento. Como un representante del Caracol I describe: “Hemos creado 72 nuevas escuelas autónomas y entrenado a 20 promotores educativos. Estos 20 promotores por su parte han entrenado otros 80 promotores, convirtiéndose en la primera generación de nuestra educación autónoma. Ahora estamos en la 3era generación de promotores y tenemos 147 promotores trabajando con 1,726 estudiantes.”
Dentro de las escuelas, los estudiantes no están organizados por grados, ni son evaluados por examenes ni se les dan calificaciones finales, la práctica típica en las escuelas del gobierno. En lugar de eso, si hay muchos promotores en una comunidad en particular, los niños son divididos por edad y nivel de conocimiento. Pero en muchos casos hay solamente un promotor por comunidad y no hay división de estudiantes, sino un solo salón multi-nivel en el que los estudiantes mas viejos también le enseñan a los más jóvenes. Esto es muy diferente a las escuelas del gobierno, donde en muchas ocasiones se marginalizaba a los niños indígenas, se burlaban de ellos y eran castigados por hablar su lengua nativa. No había ninguna apreciación de la riqueza de las diferencias de las personas y sus diferentes formas de ser.

El concepto de trabajo colectivo es uno de los principios más importantes de la vida zapatista. Cada miembro de la comunidad hace un trabajo y los resultados son compartidos, incluyendo la siembra, el transporte, la educación, etc., describe Jesús del Caracol IV. “En lo que nosotros creemos es en el colectivismo, en apoyar nuestra comunidad como un todo. Queremos que nuestros niños sepan esto y que despierten al valor de la vida, y al lugar que ocupan en el mundo. Los niños pierden su cultura cuando van a la escuela y aprenden cosas que no van con su forma de vida.” En contraste, con las escuelas del gobierno cada persona es motivada para salir adelante por el o ella misma, lo que usualmente quiere decir buscar trabajo muy lejos en la ciudad o con alguna empresa grande. “Nuestros niños no van a la ciudad a seguir trabajando en sus trabajos individuales, sino que empiezan a apoyar a la comunidad cuando se graduan”, insiste un representante del Caracol IV.
Mañana II parte

15 enero 2007

Las mujeres que leen son peligrosas


Stefan Bollmann

¿Por qué los artistas han tomado tan a menudo como tema de sus dibujos y sus pinturas, y más recientemente de sus fotografías, a una mujer leyendo? Y ¿qué otras cuestiones se derivan de este hecho? ¿Cabe llegar a la conclusión de que las mujeres que leen, las mujeres que leemos, son o somos peligrosas, y de un modo especial, y más que las otras?
Stefan Bollman ha explorado la presencia de mujeres y de niñas lectoras en el arte occidental, desde la Edad Media hasta nuestros días, y nos ofrece una amplia serie de imágenes, acompañadas de comentarios, que empiezan con La Anunciación de Simone Martín (en que María, sorprendida por el ángel en plena lectura, es, nos dice, una femme d'esprit, y no la inocente ingenua que los teólogos tenían por costumbre ver en ella) y termina con la famosa fotografía de Eve Arnold Marilyn leyendo "Ulises" (aducida a menudo como prueba de las inquietudes intelectuales de la actriz, y de a mí, cada vez que la miro, me hace ponerlas más en duda).
Se trata de una selección de imágenes muy interesante y atractiva, pero no nos encontramos, aunque sea hermoso, ante un libro objeto, ni ante un libro de arte, porque la intención del autor ha sido muy otra. Por algo no han elegido como título "mujeres lectoras", sino "las mujeres que leen son peligrosas", título que no se presta a equívocos y muestra a las claras la intención de la obra, y que yo, un poco como juego, un poco haciendo el papel de abogado del diablo, pongo entre interrogantes, como pongo entre interrogantes las cuestiones múltiples que se plantean, que nos plantea este libro en torno al tema.
¿Son realmente las mujeres que leen peligrosas? ¿Lo fueron en otros tiempos, siguen siéndolo hasta hoy? ¿Cuál ha sido la reacción de los varones ante esto? ¿Ha contribuido la lectura a la emancipación de la mujer, ha sido un arma eficaz en nuestras reivindicaciones feministas? ¿Leemos nosotras de un modo distinto, establecemos otro tipo de relación con el libro? Y ¿por qué leen actualmente mucho más las mujeres que los hombres? ¿Por qué es en el campo de la escritura donde ocupó primero un lugar la mujer y donde sigue jugando un papel destacado? Todas estas cuestiones, todos estos interrogantes, brotan del libro que tenemos entre las manos.
Sin duda es reconfortante que, entre tantas vírgenes ingenuas, Marini nos muestre a María con un libro en la mano y tal vez molesta incluso porque el ángel ha venido a interrumpir su lectura, y que entre tantísimas imágenes en que las mujeres se entregan a las labores hogareñas, o cuidan de los niños, o aparecen con flores, abanicos, perritos de lujo o instrumentos musicales -mientras a los hombres los vemos ganando batallas, participando en importantes acontecimientos políticos, sociales, culturales, experimentando en laboratorios, recluidos en lugares de estudio o de trabajo-, haya algunas en que aparecen leyendo, aunque hay que reconocer que también es un tema frecuente en el arte occidental el hombre lector y sobre todo el hombre con un libro en la mano.
Pero volvemos al tema principal: ¿son peligrosas las mujeres que leen? Uno de los argumentos a favor de esta tesis es la frecuencia con que los hombres, a lo largo de siglos, la han suscrito y ha actuado en consecuencia. (Cabe pensar, entre paréntesis, que si para ellos es peligroso, para nosotras ha de ser en algún modo positivo). Los hombres no se equivocan al respecto, y van a coaccionar y vigilar a las mujeres para que lean lo menos posible y para que sólo lean lo que ellos eligen para ellas. Durante siglos se dificultó, pues, el acceso de la mujer a la lectura y se le prohibieron determinados libros. En 1523, el humanista español Juan Luis Vives aconsejaba a los padres y maridos que no permitieran a sus hijas y esposas leer libremente. "Las mujeres no deben seguir su propio juicio", escribe, "dado que tienen tan poco." Y habrá que llegar a la Inglaterra victoriana para que sean las madres las que elijan las lecturas de sus hijas.
Durante siglos han sido muchos los hombres a los cuales las mujeres que leen les han parecido sospechosas, tal vez porque la lectura podía minar en ellas una de las cualidades que, abiertamente o en secreto, a veces sin ni confesárselo a sí mismos, más valoran: la sumisión. Todavía cuando yo era niña - en la España de los años 40-, no mi madre, que era una gran lectora, pero sí alguna de sus amigas, me advertían, escandalizadas al verme a todas horas con un libro en las manos, que debía reprimir esta afición, nefasta en una mujer, ya que el exceso de lecturas, como el exceso de saber, me llevaría a tener de mayor problemas con los hombres. Y no me atrevería a jurar que no llevaran parte de razón. Pero creo que la situación ha variado en estos últimos cincuenta años, en que la lectura se ha generalizado y ha perdido poder, y entendí perfectamente que al preguntarle a un amigo, con motivo de este libro, si creía él que las mujeres que leían eran peligrosas, me respondiera; "A mí me dan más miedo las que no leen".
Es indudable que el acceso a la lectura, que es la principal puerta de ingreso al mundo de la cultura, supuso un gran avance para la mujer, como para cualquier colectivo étnico o social en posición de desventaja y de dependencia. Le dio mayor confianza en su propio valer, la hizo más autónoma, la ayudó a pensar por sí misma, le abrió nuevos horizontes. "No existe mejor fragata que un libro para llevarnos a tierras lejanas", dice Emily Dickinson. Cierto, pero más cierto para aquellos que, como generalmente las mujeres, no poseen fragata alguna ni disponen de la más remoto posibilidad de llegar a tierras lejanas. Porque los libros -nos estamos refiriendo todo el tiempo, claro está a la literatura de ficción- permiten vivir a nivel imaginario lo que no vivimos en la realidad, y pueden convertirse - para bien y para mal, para bien pero también para mal- en un sucedáneo de la realidad. La escritora francesa Laure Adler, especialista en la historia de las mujeres y del feminismo en los dos últimos siglos nos dice en sus comentarios a la obra que tenemos entre las manos: El libro puede llegar a ser más importante que la vida. El libro enseña a las mujeres que la verdadera vida no es aquella que les hacen vivir. La verdadera vida está fuera, en ese espacio imaginario que media entre las palabras que leen y el efecto que éstas producen. La lectora se identifica totalmente con los personajes de ficción..." Sería terrible sospechar que en muchos ámbitos los hombres viven; las mujeres leen. Pero el modo en que Adler termina su reflexión aleja este temor: ...y no se resignan a cerrar el libro sin que algo haya cambiado en su propia vida. El libro se convierte en iniciación." Sin embargo, si esto es válido para muchas lecturas, ¿qué imagen dan de la realidad gran parte de las novelas -convencionales y románticas- que leen las mujeres, y a través de las cuales, y más adelante del cine y la televisión, se forma su visión del amor, del hombre ideal, de la pareja? ¿Una muchachita lectora de novelitas rosa y voraz seguidora de seriales televisivos de sobremesa está mejor preparada para afrontar la relación a dos que una campesina analfabeta del siglo XIX? Habrá que suponer que sí. Pero no hay duda de que las mujeres que leen son más o menos peligrosas para los hombres, más o menos peligrosas para sí mismas, según el tipo de literatura que consumen.
Laure Adler sostiene que existe un nexo especial entre la mujer y el libro. "Los libros", escribe, "no son para las mujeres un objeto como otro cualquiera. Desde los albores del cristianismo hasta hoy circula entre ellos y nosotras una corriente cálida, una afinidad secreta, una relación extraña y singular, entretejida de prohibiciones, de aprobaciones de reincorporaciones." Y vemos efectivamente en varias de las imágenes - como Interior de muchacha leyendo, de Peter Ilsted, Muchacha leyendo, de Jean-Jacques Henner, Retrato de Katie Lewis, de Edward Burne-Jones, y sobre todo la conmovedora Joven leyendo, de Franz Eybl-, a mujeres profundamente enfrascadas en la lectura. ¿Más de lo que puedan estarlo los hombres? Seguramente, no. Y dada la importancia enorme que tienen los libros para muchos varones, el papel que juegan en su vida - también con frecuencia iniciático-, y la relación singular y especialísima que mantienen con ellos, me cuesta imaginar en qué radica la diferencia respecto a nosotras las mujeres. Pero que yo no sea capaz de imaginarla, no prueba en absoluto que no exista.
Hay además un hecho indiscutible: según los datos de las estadísticas, en la actualidad el ochenta por ciento de los lectores son mujeres. Y en pocos campos de las actividades humanas ha ganado la mujer tanto terreno como en la escritura. Estudios realizados en las escuelas muestran que los niños dan menos valor a la lectura, se mueven más, escuchan menos. Creo que lo fundamental es esto: escuchan menos. Los varones se interesan menos por las historias de los otros. Nosotras sentimos una curiosidad insaciable por los otros, que puede desembocar en chismorreos de patio de vecinos o en grandes obras literarias, y a veces en ambas cosas a la vez. Desde Sherezade hasta nuestras abuelas y nuestras madres, las mujeres han almacenado historias, han sido geniales narradoras de historias.
Tal vez sí exista, pues, una actitud especial de las mujeres ante la lectura, tal vez sí haya desempeñado en nuestras vidas un papel singular y distinto, y nos haya ayudado a adquirir otra visión del mundo y nos haya hecho en otras épocas más peligrosas. En cualquier caso, merece la pena leer este libro, examinar las imágenes, y plantearse las múltiples cuestiones que plantea.

Aceite de guanábana, con grandes cualidades

La historia cuenta que los indios utilizaban el polvo de la semilla de la guanábana para eliminar los piojos, lo que hacía pensar que era venenoso.

Mediante tecnología limpia se extrae aceite de la semilla de guanábana con grandes cualidades alimenticias.


El 60% de la guanábana es pulpa y el resto, la cáscara y las semillas usualmente se desechan, sin tener en cuenta que las pepas pueden ser utilizadas en la farmacología y la industria.
La guanábana, cuyo nombre científico es nnona muricata, es una de las frutas tropicales que dejó de ser exclusiva para jugos, cremas, productos saborizados y postres para convertirse en fuente de la producción de aceites.
Las semillas de esta fruta, perteneciente al grupo de las annonacidos, contiene alcaloides y no alcaloides que son materia prima para la extracción de aceite.
Además del uso de la pulpa de la guanábana con la que se pueden producir exquisitos alimentos, según un estudio realizado en la Universidad del Valle por el docente del Departamento de Química Jaime Restrepo y su discípulo José David Martínez, de la semilla se puede extraer aceite luego de someterla a un proceso de secado y molienda.
Luego de molerse, mediante el uso de una tecnología limpia, se mezclan las partículas, durante cinco horas, con Etanol.
También se puede mezclar las partículas con Hexano para conocer la fracción lipídica y, finalmente, determinar las cualidades del aceite.
En la cromatografía de gases para análisis de grasas se encontró que la semilla es muy rica en ácido oleico y en ácido linoleico, nutricionalmente importantes en la dieta alimenticia para humanos.
Estos ácidos grasos de la semilla de guanábana se encuentran en un 72% de insaturación, ubicando el aceite que producen dentro de un rango aceptable entre los aceites alimenticios convencionales, pues además es muy estable y tan bueno como el aceite de algodón, maíz y soya.

El estudio realizado permite aprovechar integralmente la guanábana, pues en la mezcla con hexano se extrae un aceite que contiene acetogeninas, sustancias químicamente conocidas como inhibidoras del crecimiento de larvas de insectos y microorganismos, las cuales pueden ser tóxicas para los humanos; sin embargo, en la investigación se logró, mediante un proceso físico de enfriamiento, aislar los agentes tóxicos del aceite, dejándolo plenamente apto para el consumo.
En el proceso de extracción del aceite también se encuentra un alto porcentaje de fibra en la harina lo que permitiría su utilización en la fabricación de alimento para animales.
El aceite de la semilla de guanábana además de ser una fuente alimenticia tiene un alto poder de viscosidad haciéndolo recomendable para motores a gasolina de dos tiempos como motocicletas, guadañadoras y motores fuera de borda.