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17 marzo 2009

Perú: Jurisprudencia Constitucional contra Derechos de Pueblos

16 de marzo, 2009.- En el siguiente texto el ilustre jurista Bartolomé Clavero interpreta la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Área de Conservación Regional Cerro Escalera y advierte que si bien reafirma el valor del Convenio 169 y el derecho de los pueblos indígenas a ser consultados no contribuye a articular el derecho constitucional con el internacional.

El TC habla de “derechos de etnias“, “grupos étnicos” o incluso “minorías étnicas” y no de derechos de pueblos, y se atiene a la doctrina de la Constitución Ecológica, que observa los derechos ambientales como fragmentados o separados de otras partes de la propia Constitución. Esta doctrina, señala Clavero, estorba y pone trabas a la aplicación interna del derecho internacional sobre los derechos de los pueblos indígenas en el Perú.

Jurisprudencia Constitucional contra Derechos de Pueblos en el Perú

Por Bartolomé Clavero*

Toda persona tiene derecho a su identidad étnica y cultural“, declara la Constitución del Perú (art. 2.19). No hace mucho, en el año 2000, una mera resolución del PROMUDEH, el Ministerio del Promoción de la Mujer y del Desarrollo Humano (y de Asuntos Indígenas también), exponía el alcance de ese pronunciamiento constitucional: “Tal derecho (a la identidad étnica) comprende: a. El derecho a decidir sobre su propio desarrollo. b. El respeto a sus formas de organización. c. El derecho a ser escuchados y consultados en forma previa a toda acción o medida que se adopte y que pueda afectarles. d. El derecho a participar en la formulación, diseño, ejecución, monitoreo y evaluación de los planes, programas y proyectos de desarrollo nacional, regional o local que pueda afectarles…“.

Ahora, en una sentencia del pasado 19 de febrero , el Tribunal Constitucional (TC), con todo el peso de su autoridad, recoge y hace suya dicha interpretación. El caso toca a una zona del Área de Conservación Regional Cordillera Escalera por razón de los daños a la naturaleza que provoca la acción en curso de empresas extractivas beneficiándose de concesiones del Gobierno. La sentencia del TC ordena la interrupción por el momento de las respectivas actividades de exploración y explotación de recursos. Procediendo a concesiones como las del caso, el Gobierno peruano está actualmente ignorando todos y cada uno de los elementos, todas y cada una de las dimensiones, de tal derecho indígena -étnico para el PROMUDEH y el TC- a la identidad cultural.

Sin embargo, el caso en cuestión no hacía referencia en origen a derechos indígenas. Se planteó frente a empresas extractivas en defensa del medio ambiente en general y de los recursos acuíferos en particular. Es el propio Tribunal Constitucional el que, advertido por el PROMUDEH de la existencia de comunidades indígenas en la zona, se extiende a la consideración de sus derechos: “Este Tribunal estima pertinente pronunciarse, de manera tangencial, sobre la temática relativa a los pueblos indígenas“. El pronunciamiento se dice que es de carácter incidental porque la demanda no alega derechos indígenas, sino sólo defensa del medio ambiente.

Por dicha misma razón, el fallo o resolución final ampara sólo recursos naturales y no derechos indígenas. El TC puede entender que ha de atenerse a responder a lo que se le plantea. Lo importante en el caso es que su argumentación se extienda a tales derechos, sentando doctrina vinculante para el Gobierno. Otra cosa es que el gobierno actual, igual que notoriamente desatiende sus compromisos internacionales sobre derechos indígenas, haga otro tanto con las obligaciones constitucionales. Y también es otra cosa cómo el propio TC entienda lo que sean los derechos indígenas y sus sujetos, unos pueblos. A este respecto también se presentan problemas.

(…) con la doctrina que despliega en la sentencia sobre el caso Cordillera Escalera no contribuye a la vinculación y articulación entre lo uno y lo otro, entre el orden constitucional y el orden internacional, por cuanto interesa a los pueblos indígenas y sus derechos. Más bien lo que resulta es lo contrario“.

Entre las obligaciones internacionales y las constitucionales hay clara confluencia en el caso del Perú por tener ratificado el Convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes (Convenio 169). En este tratado internacional expresamente se basa el referido entendimiento del derecho constitucional a la “identidad étnica y cultural“. El TC no deja de tomar en cuenta, junto a los derechos registrados en la Constitución, las obligaciones contraídas por el Estado al haber ratificado el Convenio 169, pero con la doctrina que despliega en la sentencia sobre el caso Cordillera Escalera no contribuye a la vinculación y articulación entre lo uno y lo otro, entre el orden constitucional y el orden internacional, por cuanto interesa a los pueblos indígenas y sus derechos. Más bien lo que resulta es lo contrario. El TC contribuye ahora a poner trabas a la aplicación interna del derecho internacional sobre los derechos de los pueblos indígenas en el Perú.

La Constitución reconoce derechos de “las comunidades” (arts. 89 y 149). Al TC le consta que, tras la ratificación del Convenio 169, los sujetos de esos derechos son además y ante todo los pueblos. La de pueblos es también la denominación de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a la que el TC igualmente recurre. Pero el TC evita denominarles de este modo. Cuando se refiere a derechos supracomunitarios, habla de “derechos de etnias“, “grupos étnicos” o incluso “minorías étnicas” y no de derechos de pueblos.

Como constitucionalmente hace derivar los derechos de los pueblos indígenas del derecho a “la identidad étnica“, el TC aprovecha para adoptar esa denominación de etnias para los sujetos respectivos de derechos. Una de las pocas veces que, por estar refiriéndose al Convenio 169, hace uso esta sentencia constitucional del otro apelativo, el de pueblos, dice que lo emplea cual “término utilizado en el Derecho internacional“, tal y como si dicho mismo Convenio no constituyera, por virtud de la ratificación, derecho interno peruano. Cuando se pronuncia directamente sobre el valor del Convenio 169, el TC dice otra cosa: que con la ratificación “su contenido pasa a ser parte del Derecho nacional” y esto además, conforme a la propia Constitución, con “rango constitucional“. Hay de hecho leyes peruanas que ya han adoptado la denominación de pueblos, pero el TC se empeña en introducir en su lugar el apelativo de etnias.

¿A qué viene tamaña ocurrencia a estas alturas? Mírese al contexto marcado por el propio derecho internacional. Desde septiembre de 2007 la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (DDPI) ha potenciado como sujetos de derechos a tales pueblos. El uso jurisprudencial de esta denominación de pueblos favorece por supuesto la recepción de ese crucial instrumento internacional. Que en cambio se le evite resulta una forma de eludir el compromiso. Que un órgano jurisprudencial venga ahora a decir etnias en vez de pueblos no puede responder sino al intento de interponer impedimentos al desarrollo último del derecho internacional sobre derechos de los pueblos indígenas.

Adviértase que el TC no tenía necesidad de tratar de los derechos indígenas en esta sentencia y que lo hace para decir algo que no necesita ser dicho si no es porque lo requiera el caso y para aplicarlo, pues lo que se dice en sustancia es que el Convenio 169 vincula al Gobierno, algo que no depende del pronunciamiento del TC, sino del derecho internacional mismo. Y se ocupa el TC innecesariamente del asunto para forzar el susodicho cambio de lenguaje obstaculizador, si no impeditivo, de derechos estrictos de pueblos. La OIT viene instando al Perú a que regularice su forma de referirse colectivamente a indígenas para que pueda facilitarse la articulación entre las disposiciones respectivas del Convenio 169 y de la Constitución peruana. El TC responde con una vuelta pronunciada de tuerca en el enredo de los nombres.

Hay más en la doctrina constitucional peruana que afecta negativamente a pueblos indígenas. La misma ha construido un concepto de Constitución Ecológica que, pues se trata de medio ambiente, aplica a este caso, el de Cordillera Escalera. La construcción se sustenta en los artículos 66 a 69 de la Constitución (esto es tít. III, “Del Régimen Económico“, cap. II, “Del ambiente y los recursos naturales“), con sus principios de atribución de los recursos naturales a la Nación peruana y del endoso consiguiente de la soberanía sobre los mismos al Estado peruano, al que se le confía la correspondiente competencia en solitario con la obligación de proteger la biodiversidad más el encargo especial de promover “el desarrollo sostenible de la Amazonia“.

La Constitución especifica en su artículo 66 que la soberanía del Estado sobre los recursos naturales puede ejercerse mediante “otorgamiento a particulares“, por medio de “concesión que otorga un derecho real“. De derechos existentes no se dice nada. En esta serie de artículos, la Constitución peruana no hace efectivamente la más mínima referencia ni siquiera a la presencia indígena. Pues bien, el TC también la ignora en el momento de construir esa categoría de Constitución Ecológica determinando tanto derechos como obligaciones del Estado peruano. El pilar en el que la misma se sustenta es el de la disposición prácticamente discrecional del Estado sobre los recursos.

Esa construcción jurisprudencial de la Constitución Ecológica efectuada sobre una parte de la Constitución sin tomar en cuenta otras, como la que se refiere a derechos indígenas, es la interpretación constitucional que permite el continuo atropello de derechos indígenas por parte del Gobierno y de las empresas extractivas agraciadas con concesiones para la exploración y explotación de recursos

Esa construcción jurisprudencial de la Constitución Ecológica efectuada sobre una parte de la Constitución sin tomar en cuenta otras, como la que se refiere a derechos indígenas, es la interpretación constitucional que permite el continuo atropello de derechos indígenas por parte del Gobierno y de las empresas extractivas agraciadas con concesiones para la exploración y explotación de recursos. La debilitación paralela de la posición jurídica de los pueblos indígenas al tratarles como etnias redondea la operación contra los mismos. El silencio sobre los derechos indígenas en la resolución del caso Cordillera Escalera responde a algo más que al debido atenimiento a la demanda.

La sentencia constitucional viene en suma a estorbar, pues intenta realmente impedir, la efectividad en el Perú de los derechos de los pueblos indígenas ya reconocidos en el derecho internacional de los derechos humanos. El resto resulta doctrina innecesaria a la vista del Convenio 169 y contraproducente a la luz de la DDPI. Alguna utilidad puede en todo caso presentar por razón de que la posición actual del Gobierno contraviene no sólo la DDPI, sino también el Convenio 169.

Sea tan sólo bienvenida entonces la sentencia del caso Cordillera Escalera por cuanto afirma el valor del Convenio 169 y así reafirma el derecho de los pueblos indígenas a ser consultados para que puedan hacer ver y valer sus propios modelos de desarrollo. Es de esperar que el TC mantenga con congruencia y firmeza la posición cuando se encuentre ante casos de defensa de los derechos de los pueblos indígenas.

Anexo. Un blog peruano, tras calificar la sentencia como “transcendental“, la critica por atropellar “derechos adquiridos“, entendiendo que tales son los de las empresas que recibieron concesiones con anterioridad a la creación del Área de Conservación Regional Cordillera Escalera (2005), como si no hubiera indígenas y como si no les correspondieran derechos además indisputablemente previos a cualesquier otros, inclusive los del Estado. Así, dándoles para el derecho por inexistentes, se comete el genocidio virtual que es premisa, cuando menos, del etnocidio efectivo, lo cual no puede decirse de la totalidad de la sentencia constitucional, aunque sí, por lo que deduzco de la misma, de la demanda ambientalista y también de la construcción jurisprudencial de la Constitución Ecológica. El caso encima se exagera interesadamente al dictaminarse que se conculcan derechos adquiridos de las empresas, pues el TC no ha cancelado las concesiones, sino que tan sólo las ha suspendido hasta que cumplan condiciones entre las que no se especifica en la hora de la verdad de la resolución que deba incluirse la consulta indígena. Verse para creerse: el blog en cuestión se presenta como de Derecho Ambiental. Entre protestas de tal signo ambientalista y con el mismo silencio clamoroso sobre los derechos indígenas en Cordillera Escalera, la entera Sociedad Peruana de Derecho Ambiental lo que defiende son los derechos adquiridos de las empresas incluso cuando, como con claridad en el caso, son puestos constitucionalmente en evidencia.


* Bartolomé Clavero es jurista e historiador español, especialista en historia del Derecho. Es catedrático de la Universidad de Sevilla y miembro del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas en representación de los estados de la Unión Europea.

Fuente: http://www.servindi.org/actualidad/opinion/9137

16 marzo 2009

El desafío de América Latina

Noam Chomsky

Hace más de un milenio, mucho antes de la conquista europea, una civilización perdida floreció en un área que conocemos ahora como Bolivia.

Los arqueólogos están descubriendo que Bolivia tenía una sociedad muy sofisticada y compleja, o, para usar sus palabras, "uno de los medios ambientes artificiales más grandes, extraños y ecológicamente más ricos del planeta... sus poblaciones y ciudades eran grandes y formales", y eso creó un panorama que era "una de las obras de arte más grandes de la humanidad".

Ahora Bolivia, junto con buena parte de la región, desde Venezuela hasta Argentina, ha resurgido. La conquista y su eco de dominio imperial en Estados Unidos están cediendo el paso a la independencia y a la interdependencia que marcan una nueva dinámica en las relaciones entre el norte y el sur. Y todo eso tiene como telón de fondo la crisis económica en Estados Unidos y en el mundo.

Durante la pasada década, América Latina se ha convertido en la región más progresista del mundo. Las iniciativas a través del subcontinente han tenido un impacto significativo en países y en la lenta emergencia de instituciones regionales.

Entre ellas figuran el Banco del Sur, respaldado en 2007 por el economista y premio Nobel Joseph Stiglitz, en Caracas, Venezuela; y el Alba, la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe, que podría demostrar ser un verdadero amanecer si su promesa inicial puede concretarse.

El Alba suele ser descrito como una alternativa al Tratado de Libre Comercio de las Américas patrocinado por Estados Unidos, pero los términos son engañosos. Debe ser entendido como un desarrollo independiente, no como una alternativa. Y además, los llamados "acuerdos de libre comercio" tienen sólo una limitada relación con el comercio libre, o inclusive con el comercio en cualquier sentido serio del término.

Y ciertamente no son acuerdos, al menos si las personas forman parte de sus países. Un término más preciso sería "acuerdos para defender los derechos de los inversionistas", diseñados por corporaciones multinacionales y bancos y estados poderosos para satisfacer sus intereses, establecidos en buena parte en secreto, sin la participación del público, o sin que tengan conciencia de lo que está ocurriendo.

Otra prometedora organización regional es Unasur, la Unión de Naciones de América del Sur. Modelada en base a la Unión Europea, Unasur se propone establecer un Parlamento sudamericano en Cochabamba, Bolivia. Se trata de un sitio adecuado. En 2000, el pueblo de Cochabamba inició una valiente y exitosa lucha contra la privatización del agua. Eso despertó la solidaridad internacional, pues demostró lo que puede conseguirse a través de un activismo comprometido.

La dinámica del Cono Sur proviene en parte de Venezuela, con la elección de Hugo Chávez, un presidente izquierdista cuya intención es usar los ricos recursos de Venezuela para beneficio del pueblo venezolano en lugar de entregarlos para la riqueza y el privilegio de aquellos en su país y el exterior. También tiene el propósito de promover la integración regional que se necesita de manera desesperada como prerequisito de la independencia, para la democracia, y para un desarrollo positivo.

Chávez no está solo en esos objetivos. Bolivia, el país más pobre del continente, es tal vez el ejemplo más dramático. Bolivia ha trazado un importante sendero para la verdadera democratización del hemisferio. En 2005, la mayoría indígena, la población que ha sufrido más represiones en el hemisferio, ingresó en la arena política y eligió a uno de sus propias filas, Evo Morales, para impulsar programas que derivaban de organizaciones populares.

La elección fue solamente una etapa en las luchas en curso. Los tópicos eran bien conocidos y graves: el control de los recursos, los derechos culturales y la justicia en una compleja sociedad multiétnica, y la gran brecha económica y social entre la gran mayoría y la elite acaudalada, los gobernantes tradicionales.

En consecuencia, Bolivia es también ahora el escenario de la confrontación más peligrosa entre la democracia popular y las privilegiadas elites europeizadas que resienten la pérdida de sus privilegios políticos y se oponen por lo tanto a la democracia y a la justicia social, a veces de manera violenta. De manera rutinaria, disfrutan del firme respaldo de Estados Unidos.

En septiembre pasado, durante una reunión de emergencia de Unasur en Santiago, Chile, líderes sudamericanos declararon "su firme y pleno respaldo al gobierno constitucional del presidente Evo Morales, cuyo mandato fue ratificado por una gran mayoría", aludiendo a su victoria en el reciente referéndum.

Morales agradeció a Unasur, señalando que "por primera vez en la historia de América del Sur, los países de nuestra región están decidiendo cómo resolver sus problemas, sin la presencia de Estados Unidos".

Estados Unidos ha dominado desde hace mucho la economía de Bolivia, especialmente mediante el procesamiento de sus exportaciones de estaño.

Como el experto en asuntos internacionales Stephen Zunes señala, a comienzos de la década de los años 50, "en un momento crítico de los esfuerzos de la nación para convertirse en autosuficiente, el gobierno de Estados Unidos obligó a Bolivia a utilizar su escaso capital no para su propio desarrollo, sino para compensar a ex dueños de minas y repagar su deuda externa".

La política económica que se impuso a Bolivia en esa época fue precursora de los programas de ajuste estructural implementados en el continente 30 años más tarde, bajo los términos del neoliberal "Consenso de Washington", que ha tenido por lo general efectos desastrosos.

Ahora, las víctimas del fundamentalismo del mercado neoliberal incluyen también a países ricos, donde la maldición de la liberalización financiera ha traído la peor crisis financiera desde la gran depresión.

Las modalidades tradicionales del control imperial –violencia y guerra económica– se han aflojado. América Latina tiene opciones reales. Washington entiende muy bien que esas opciones amenazan no sólo su dominación en el hemisferio, sino también su dominación global. El control de América Latina ha sido el objetivo de la política exterior de Estados Unidos desde los primeros días de la república.

Si Estados Unidos no puede controlar América Latina, no puede esperar "concretar un orden exitoso en otras partes del mundo", concluyó en 1971 el Consejo Nacional de Seguridad en la época de Richard Nixon. También consideraba de importancia primordial destruir la democracia chilena, algo que hizo.

Expertos de la corriente tradicional reconocen que Washington sólo ha respaldado la democracia cuando contribuía a sus intereses económicos y estratégicos. Esa política ha continuado sin cambios, hasta el presente.

Esas preocupaciones antidemocráticas son la forma racional de la teoría del dominó, en ocasiones calificada, de manera precisa, como "la amenaza del buen ejemplo". Por tales razones, inclusive la menor desviación de la más estricta obediencia es considerada una amenaza existencial que es respondida de manera dura. Eso va desde la organización del campesinado en remotas comunidades del norte de Laos, hasta la creación de cooperativas de pescadores en Granada.

En una América Latina con una flamante autoconfianza, la integración tiene al menos tres dimensiones. Una es regional, un prerrequisito crucial para la independencia, que dificulta al amo del hemisferio escoger países, uno después de otro. Otra es global, al establecer relaciones entre sur y sur y diversificar mercados e inversiones. China se ha convertido en un socio cada vez más importante en los asuntos hemisféricos. Y la última es interna, tal vez la dimensión más vital de todas.

América Latina es famosa por la extrema concentración de riqueza y de poder, y por la falta de responsabilidad de las elites privilegiadas con respecto al bienestar de sus países.

América Latina tiene grandes problemas, pero hay también desarrollos prometedores que podrían anunciar una época de verdadera globalización. Se trata de una integración internacional en favor de los intereses de pueblo, no de inversionistas y de otras concentraciones del poder.

(Los ensayos de Noam Chomsky sobre lingüística y política acaban de ser recolectados en The Essential Chomsky, editados por Anthony Arnove y publicados por The New Press. Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía en el Instituto de Tecnología de Massachusetts de Cambridge).

22 febrero 2009

Una visión desde el Sur y más específicamente desde América Latina

Aram Aharonian

Cuando 850 millones de personas en el mundo viven debajo de la línea de pobreza, cuando millares de niños mueren diariamente de hambre, cuando casi todos los días desaparecen culturas y modos de vida, cuando diariamente atentan contra el futuro del planeta, nadie puede pensar que lo que el mundo requiera hoy sea de nuevas regulaciones, que tienden apenas a salvar al sistema capitalista.

Se requiere de alternativas, es preciso un mundo nuevo -socialmente justo y ecológicamente sostenible-, hay que transformar el curso de este viejo orden económico, político, social, ambiental, generador de impactos ecológicos, climáticos y sociales que pagan las mayorías populares y amenazan la supervivencia en nuestro planeta. Las crisis sociales de esta debacle capitalista ya se siente en todo el mundo: desempleo, exclusión, vulnerabilidad de las clases medias.

La lógica de acumulación se impuso sobre las necesidades de los seres humanos. Hay una crisis de la civilización; riesgo incluso de la extinción del planeta y la desaparición de la especie humana.

Es preciso y urgente aclarar objetivos, vislumbrar la visión a largo plazo (la necesaria utopía, que luego deberá transformarse en práctica), y luego precisar propuestas a corto, medio y largo plazo. Para ello, hará falta afinar estrategias para lograr las correlaciones de fuerzas políticas, sociales y culturales que permitan avanzar en las alternativas, derrotando las lógicas y las propuestas de los causantes de la crisis.

Francois Houtart propone cuatro ejes para articular la visión de largo plazo: a) un uso renovable y racional de los recursos naturales, b) privilegiar el valor de uso sobre el valor de cambio, c) generalizar la democracia, también dentro del sistema económico, d) el principio de la multiculturalidad, que reúne a todos los saberes en la construcción de las alternativas necesarias.

Joseph Stiglitz, Nóbel economista estadounidense, señala que falló la gobernanza de las instituciones financieras internacionales como el banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Comité de Regulaciones Bancarias de Basilea: son inadecuadas y no representativas de las economías emergentes y menos aún de los países en desarrollo: “Hay que considerar una nueva estructura financiera internacional”, insiste.

La canciller alemana, Angela Merkel,
instó a una nueva arquitectura financiera mundial: “Sin duda, tiene que haber una coordinación de la política económica global más allá del FMI, que ha fracasado, y del Banco Mundial. Ya es inconcebible decir que debemos tener fronteras abiertas sin una regulación global”. Algo similar sostiene el primer ministro británico, Gordon Brown, para quien el FMI y el BM no sirven para su propósito y necesitan cambiar drásticamente.

Brown, hablando en un seminario para establecer la agenda de la cumbre de abril de líderes del G-20 en Londres, dijo a los académicos reunidos que un “audaz paso hacia adelante” era necesario si habría que prevenir futuras crisis. “Estas instituciones fueron creadas para un mundo de flujos de capital local, no flujos de capital global. Las instituciones que hemos heredado no están equipadas para las funciones que tenemos que abordar en el futuro”, agregó.

Para Amartya Sen, Premio Nobel de Economía 1998, economista y filósofo, cada vez está más claro que la estabilidad financiera es un bien común y que, por tanto, es necesario hacer un esfuerzo coordinado para conseguirla. Sen señaló que se trata de una crisis moral en el sentido de que la gente ha utilizado la codicia de manera imprudente, haciéndose daño a sí misma y a los demás. “Muchas instituciones han caído, mucha gente está en la ruina. Se trata de una crisis de prudencia, además de una crisis moral. También es una crisis de control social, ya que podía haberse evitado si hubieran existido controles”, indicó.

La nueva relación con la naturaleza –que propone Houtart- significa la recuperación por parte de los Estados de la soberanía sobre sus recursos naturales, el cese de monocultivos y la revalorización de la agricultura campesina.

La multiculturalidad se expresa en la abolición de las patentes sobre el conocimiento, la liberación de la ciencia del dominio del poder económico, la supresión de los monopolios de la información, el establecimiento de la absoluta libertad religiosa.

Privilegiar el valor de uso significa la no mercantilización de las semillas, el agua, la salud, la educación, los servicios públicos, la supresión del secreto bancario, la anulación de las odiosas e ilegítimas deudas externas, el establecimiento de acuerdos regionales basados en la complementariedad y la solidaridad, así como la creación de monedas regionales. Sin duda, la crisis capitalista es una oportunidad privilegiada para poner en práctica estas medidas.

Democratizar las sociedades va más allá de la aplicación de la democracia participativa y la cogestión local en los temas económicos; va hasta la reforma misma de las Naciones Unidas, significa la reivindicación de los derechos humanos en todas sus dimensiones, individuales y colectivas.

El único actor histórico, portador de proyectos alternativos, dice Houtart, es plural: trabajadores, campesinos (con y sin tierra) indígenas, mujeres, pobres, ecologistas, migrantes, incluso los intelectuales que interactúan con los movimientos sociales.

Estamos confiados que los Estados latinoamericanos que han creado condiciones para que las alternativas nazcan y florezcan, sigan regando la convergencia y abonando las luchas de los movimientos sociales. Lo cierto es que ya es demasiado tarde para tomar medidas preventivas de la actual crisis, pero aún es tiempo de juntarse para contener los daños y fracturas y diseñar una nueva arquitectura financiera, basada en la consolidación de bloques regionales capaces de sustentar un nuevo mundo multipolar. Las crisis debe abordarse de forma que refleje las realidades de los desequilibrios actuales globales, haciendo frente a las asimetrías de forma equitativa y justa.

A menos que se haga así, se corre el riesgo del aumento de la pobreza, con retrocesos importantes en los esfuerzos por cumplir con las llamadas Metas del Milenio. El incremento del desempleo hará que los países se enfrenten con mayores necesidades sociales, pero la disminución de los presupuestos públicos les proporcionará menos recursos para satisfacer las demandas y necesidades. Los recortes en el gasto social amenazan con tener efectos a largo plazo sobre la educación y la salud, con consecuencias para toda la vida sobre todo en la niñez y juventud afectadas.

El Foro Social Mundial de Belém do Pará, dejó algunas certezas: el mercado quebró, y basta ya de obedecer a los que fracasaron. No salvemos a los bancos, salvemos a la gente. Lo económico y lo ambiental van de la mano. Soberanía latinoamericana sobre los recursos latinoamericanos. Una moneda común. Un cambio ético. Lo colectivo por sobre lo individual. Tolerancia cero al analfabetismo. Alerta roja ante los nuevos disfraces del capital transnacional, especialmente los vinculados con los monocultivos y las semillas transgénicas. Socialismo del siglo XXI. Políticas de Estado regionales. Cooperación en áreas estratégicas. Formación de cuadros políticos y sociales como reaseguro de un proyecto democrático y popular de largo alcance.

El francés Francois Sábado, quien destacó que la turbulencia actual posee dimensiones económicas, sociales, políticas, energéticas, climáticas y alimentarias. “Una crisis de civilización”, que revela una profunda derrota de las políticas neoliberales, resumió. Para Sábado, si la izquierda y las fuerzas populares no logran encontrar un programa mínimo común para actuar, se corre el riesgo de que la disputa por la superación de la crisis quede entre los neoliberales y aquellos que desean reformar el capitalismo.

Los movimientos sociales exigen la nacionalización del sistema financiero y el control de los flujos de capital, como iniciativas de corto plazo, tópicos complementarios entre sí. Stiglitz mismo habla de nacionalización de la banca: “Los bancos están en muy mala situación. El gobierno de EE.UU. ha vertido cientos de miles de millones de dólares con muy pocos resultados. Los ciudadanos norteamericanos se han convertido en propietarios mayoritarios de un gran número de bancos importantes. Pero no tienen el control. Cualquier sistema que tenga una separación de la propiedad y el control es una receta para el desastre. La única respuesta es la nacionalización. Esos bancos ciertamente están en bancarrota”.

Muchas naciones emergentes tienen un sistema bancario central mucho mejor que el de Estados Unidos, porque comprendieron los riesgos de exceso de influencia, la excesiva dependencia en los préstamos de bienes raíces, y realizaron acciones mucho más prudentes. Muchos países en desarrollo también acumularon grandes reservas y están en mejor situación para enfrentar esta crisis que hace una década. Pero –también- algunos se enfrentarán a tiempos muy difíciles, con suspensión de pagos. Sin duda, muchos de estos países están sufriendo por haber prestado demasiada atención a lo que ha estado sucediendo en Estados Unidos.

El Sur necesita diseñar, definir, una agenda común, que enfrente las lógicas dominantes en las respuestas y medidas de los gobiernos del Norte frente a la crisis, atacando los problemas más urgentes de las mayorías, fijando metas cuantificadas y diseñando los instrumentos para alcanzarlas. Sí, es movilizarse contra los “rescates financieros para incompetentes”, como los denomina Paul Krugman, y proponer en su lugar que las Naciones Unidas acuerden habilitar Fondos Urgentes para hacer frente a la crisis alimentaria en este 2009, tal y como lo reclama la FAO.

Es necesario definir acciones urgentes
frente a los paraísos fiscales, por donde pasa hoy casi la mitad del comercio mundial, y a donde las grandes empresas trasnacionales desvían sus beneficios para evadir el pago de impuestos. No cabe duda que todas las transacciones económicas deben someterse a la regulación y tasación de los Estados. Estos centros offshore facilitan la corrupción, el lavado de dinero y la evasión fiscal, socavando, a su vez, la gobernanza democrática.

Significa, en definitiva, definir los principios sobre los que debe basarse un Nuevo Orden Económico y Social, con la paralela articulación de propuestas urgentes llenas de sentido común y con amplio respaldo social para que sean adoptadas por la gran mayoría de los Estados presentes en la Asamblea General de la ONU. Es hora que el llamado bloque BRIC –Brasil, Rusia, India, China- se coloque decididamente del lado de la construcción de este Nuevo Orden y no se alíe a las propuestas de los poderosos del G-20.

Es necesario abordar, también, el sistema mundial de reservas, ya que el actual, en base al dólar, se está desmoronando, y el sistema euro-dólar-yen que podría reemplazarlo, podría ser aún más inestable. Sin duda se debe crear un nuevo sistema mundial de reservas, o, mejor aún, sistemas regionales que coadyuven al desarrollo de sus países y sirvan para proyectos de integración y conservación ambiental y de sus recursos naturales.

Es hora de superar los diagnósticos y sin olvidar la utopía, unirse para ir avanzando hacia ese mundo nuevo, necesario, imprescindible que reclaman las grandes mayorías.

- Aram Aharonian es Director del Observatorio Latinoamericano en Comunicación y Democracia. Director de Question, fundador de Telesur

FUENTE:
http://alainet.org/active/29069

14 febrero 2009

Ocho de cada diez hispanos tienen una economía pobre


La comunidad latina está siendo una de las principales afectadas por la crisis. El último estudio del Centro Hispano Pew, un prestigioso instituto de estudios latinos, publicado el 8 de enero, lo confirma. De hecho, es absolutamente demoledor. En el pago de hipotecas, casi uno de cada diez latinos está atrasado en el cumplimiento de sus mensualidades, y cerca del 3% ha recibido ya un aviso de impago de hipoteca.

Debido a la crisis económica, el aumento del desempleo afecta a todos los sectores, pero el de la construcción sigue siendo uno de los más castigados y perjudica tanto a los hispanos como a los no hispanos, según Rakesh Kochhar, autor del estudio.

El mismo estudio señala que el 75% de la población latina de Estados Unidos situó sus finanzas personales en condiciones "regulares" o "pobres". Alrededor del 9% admitió que no ha pagado a tiempo sus hipotecas o ha hecho pagos parciales. El 25% expresó su preocupación por el hecho de que sus viviendas pudiesen ser embargadas próximamente.

Propietarios de viviendas

Pese a todas las malas noticias, el 67% de los entrevistados por el Centro Hispano Pew confiaba en que su situación económica mejoraría pronto, y el 47% aseguró ser propietario de sus viviendas actuales. La cifra coincide bastante con los datos de la Oficina del Censo del tercer trimestre del año pasado, que revelan que el 49,5% de las familias latinas que residen en Estados Unidos son dueñas de sus viviendas.

Más de un tercio (36%) de los adultos latinos nacidos en Estados Unidos envió dinero a alguien en sus países de origen. Por otro lado, más de la mitad (54%) de los latinos que nacieron fuera enviaron remesas, según recoge el estudio. Cuando se les pregunta por qué han dejado de enviar dinero, el 73% de los hispanos citaron sus propios problemas en la economía doméstica.

Por otro lado, la mayoría de latinos reconoce que no entiende muy bien la raíz de los recientes problemas financieros de Estados Unidos. El 76% de los encuestados piensa que la culpa la tienen los que pidieron préstamos excesivos. Sin embargo, un 70% culpa directamente a los bancos e instituciones financieras.

Desde que Estados Unidos cayó en recesión a finales del 2007, se han perdido 3,6 millones de empleos en el conjunto de la economía.

Alrededor de 10,8 millones de hispanos nacidos en el exterior trabajaban en Estados Unidos a finales del año pasado, de acuerdo con cifras del Gobierno, que no distinguen entre inmigrantes legales e ilegales.

FUENTE: http://www.publico.es/internacional/200703/ocho/diez/hispanos/economia/pobre

12 febrero 2009

Evolucionismo ante la iglesia: no todo es creacionismo

Jordi Bozzo Mulet

El pasado verano tuvieron lugar en el Monasterio de Poblet, a unos 40 Km de la ciudad de Tarragona, unas jornadas de estudio sobre ciencia y teología, organizadas por la Pontificia Universidad Gregoriana como curso de especialización en Ciencia y Filosofía. Dichas jornadas estuvieron centradas en la teoría de la evolución, y aunque la asistencia a las mismas requería de matrícula e inscripción, la última sesión era abierta al público en general. El título de la misma: “Pensamiento y Fe ante el Evolucionismo”.

Si bien no soy especialista en genética y evolución, aunque sí biólogo de formación, procuro mantenerme al día en los avances de estas disciplinas, y la universidad digámosle “laica” (por contraposición a la “pontificia” o religiosa) y las publicaciones científicas reconocidas han sido siempre mis fuentes de conocimiento. Considerando que dudar del evolucionismo a estas alturas de la Historia equivale a seguir afirmando que la Tierra es plana, no deja pues de asombrarme el auge experimentado los últimos años por el llamado creacionismo o teoría del “diseño inteligente”. No obstante, como a muchas otras personas, supongo, toda la información sobre estos despropósitos pseudocientíficos que me ha llegado, lo ha sido siempre indirectamente a través de medios de comunicación, y supuse que quizás estas jornadas serían una oportunidad para un encuentro en persona con sus defensores, los creacionistas. Y aunque difícilmente yo podría disuadirles de sus creencias a base de razonamientos si se llegara al caso de un debate, supuse que siempre podría ser divertido escuchar sus disparates en directo. Así pues, movido por la curiosidad, decidí acudir. Paso a detallar el desarrollo de las charlas, y ya anticipo que todas mis sospechas resultaron infundadas.

La conferencia central de la jornada se titulaba “Ciento cincuenta años desde la publicación de ‘El origen de las especies’: la evolución del darwinismo”, corriendo a cargo del profesor Massimo Stanzione de la Università degli Studi di Cassino. En ella se comentó que el darwinismo significó un auténtico desafío a las religiones reveladas, admitiendo que les ha supuesto un replanteamiento teológico profundo. Se reconoció la teoría de la evolución como una teoría científica verdadera, es decir, que cumple con todos los requisitos para serlo: no es incoherente, es un modelo ontológico, es aplicable, descriptiva, evidenciable y predictiva. Asimismo se aclaró, correctamente a mi entender, que la selección natural no es una ley natural, como puedan serlo las leyes de Newton, sino que debe definirse como un principio descriptivo universal. También se hizo hincapié en la validez actual de la teoría de la evolución, no por sí misma, sino porque como modelo es el mejor que tenemos para explicar las características que observamos en los seres vivos. Es más, se destacó que, de hecho, no existe otro modelo que sea una alternativa seria a la evolución.

A continuación se pasó a comentar aspectos del darwinismo que podían conciliarse con conceptos morales. Por ejemplo, el altruismo representa claramente una ventaja evolutiva para una especie como la humana, tan altamente socializada y con una fuerte dependencia de la herencia cultural, es decir, no transmisible genéticamente. Se criticó el uso perverso que se ha hecho del darwinismo para justificar ciertas doctrinas, como pueden ser el racismo o el marxismo, aunque reconocieron que Darwin y su teoría no pueden separarse de la época en que nacieron, mediados del siglo XIX, en la que era patente cierta pretensión de supremacía de los colonizadores europeos blancos hacia el resto de pueblos humanos. Como colofón de la conferencia se reiteró la validez biológica de la evolución, que nadie discute, tan sólo los mecanismos por los que actúa pueden ser, y de hecho son, objeto de debate y replanteamiento a medida que la genética, la biología comparada o la paleontología nos aportan nuevos conocimientos.

Tras la conferencia tuvo lugar una mesa redonda presidida por el profesor Ludovico Galleni, de la Universidad de Pisa, actuando como ponentes el ya citado profesor Massimo Stanzione y el Dr. Manuel García Doncel, catedrático emérito de Física Teórica de Partículas Elementales e Historia de las Ciencias de la Universidad Autónoma de Barcelona. En esta segunda parte de la jornada se trató del darwinismo bajo el punto de vista teológico, comentando las propuestas de diferentes filósofos y pensadores, como Teilhard de Chardin y Karl Popper, entre otros. Como piedra angular del debate, se aseguró que el teísmo no niega el evolucionismo, y es más, ni tan sólo le supone ningún obstáculo, ya que incluso puede solucionarle ciertos conflictos morales, como por ejemplo la existencia del dolor y del sufrimiento, toda vez que bajo el punto de vista evolutivo son tan sólo mecanismos adaptativos necesarios para la supervivencia, y no castigos divinos. El coloquio transcurrió con la exposición de diversos argumentos que pretendían armonizar cuestiones de la fe, no sólo con la evolución, sino con el hecho todavía más crucial de la hominización.

Sin que sea la intención de esta reseña el acabar pareciendo un panfleto divulgativo de la espiritualidad cristiana, sí que estimo oportuno comentar un poco la línea argumental seguida en la exposición, teniendo siempre en cuenta que abandonamos el campo estrictamente científico para adentrarnos en puras manifestaciones metafísicas. Así pues, la corriente principal de las disertaciones fluyó bajo la idea que identifica la evolución misma como la llamada creadora de Dios. En otras palabras, Dios creó el mundo, o su inicio, pero no acabó la obra, que aún continúa. La evolución es parte misma de la Creación, y el hombre es a su vez entidad creada y creadora, siendo su deber el mejorar la Creación que Dios inició. Las ideas del ser humano lo enriquecen, y en consecuencia enriquecen el Universo, en un efecto de trascendencia y autosuperación. La evolución sería, pues, la Creación continua, la aparición perpetua de novedad, tras la cual está siempre Dios. Se considera que la evolución no se limitaría al darwinismo, sino que se contemplaría como un concepto universal que incluye la evolución cósmica, la biológica y la humana. Entonces, la aparición de la vida sería la creación de una realidad nueva, obra de Dios, y la hominización representaría la aparición de un ser espiritual, otra realidad nueva obra de Dios. Es más, en la evolución humana estaría implicado el camino de Cristo, a través del cual Dios revela su intención. La Iglesia también busca cabida en el evolucionismo para el Espíritu Santo, considerándolo el elemento interrelacionador entre Dios y la riqueza de su Creación, el Espíritu como fuente de todo lo que es nuevo. Es muy posible que para muchos lectores todo este conjunto de pensamientos no pasen de ser simples entelequias o especulaciones sin sentido, pero ello no seria importante, el dato fundamental a destacar se encuentra en el énfasis puesto por la Iglesia para adaptar la religión a la ciencia, a los hechos, y no al revés, como pretenden los creacionistas. Como conclusión final se afirmó que la evolución, no sólo no es en ningún caso un problema para la teología, sino que le ofrece una fuente de inspiración.

Hasta aquí, pues, este resumen de las jornadas, que he creído oportuno comunicar porque de algún modo me resultó gratificante conocer de primera mano que no siempre la cuestión religiosa acaba derivando en la negación de la evidencia científica, la irracionalidad y el oscurantismo. Debo suponer que la posición de la Iglesia ante la evolución es la misma que la de la Universidad Pontificia, expuesta en esta reseña, una posición que estimo más o menos razonable, alejada de las veleidades pseudocientíficas predicadas por los creacionistas y otros extremismos del cristianismo. En tal caso, quizás podría reprocharse a la Iglesia que debería esforzarse algo más en favorecer el oportuno descrédito de la teoría del “diseño inteligente” ante la sociedad. Es más, si los creacionistas no atienden a razonamientos científicos, como es de esperar de quien niega los hechos, es posible que atiendan a argumentos teológicos para hacerles desistir de su postura.

Por otra parte, ya fuera de la reseña sobre las jornadas pero continuando con las maneras de combatir el creacionismo, quisiera mencionar una crítica letal contra los argumentos del “diseño inteligente” que en su momento leí, y procedía de un cura, precisamente. Y afirmo que la crítica era tan demoledora porque era teológica, no científica, apuntando directamente a la base misma de la fe. El señor reverendo en cuestión discurría de la siguiente manera: Dios está infinitamente por encima de la mente humana, por tanto, afirmar que podemos deducir la existencia de Dios a través de un supuesto “diseño inteligente” del Universo, significaría que Dios estaría subordinado a los simples razonamientos humanos, y poner al hombre por encima de Dios es la mayor de las blasfemias. Curioso e interesante, opino. Sería irónico que el creacionismo pudiera acabar siendo víctima de su propio fundamento.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=80726