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09 diciembre 2006

La teoría de la "guerra justa" y la vida real


Noam Chomsky
La Jornada - México


Acicateada por estos tiempos de invasiones y de evasiones, la discusión sobre una "guerra justa" ha tenido un renacimiento entre expertos e inclusive los encargados de formular una política.
Dejando de lado los conceptos, las acciones en el mundo real con frecuencia refuerzan la máxima de Tucidides de que "los poderosos hacen lo que pueden, en tanto los débiles sufren lo que deben". Y eso no sólo es injusto de manera indiscutible, sino que en la presente etapa de la civilización humana es una amenaza literal a la supervivencia de las especies.
En sus elogiadas reflexiones sobre la guerra justa, Michael Walzer describe la invasión de Afganistán como "un triunfo de la teoría de la guerra justa". Lamentablemente, en esos dos casos, como en otros, sus argumentos se basan crucialmente en premisas tales como "me parece totalmente justificado" o "yo creo" o "sin duda alguna".
Se ignoran los hechos, inclusive los mas obvios. Basta analizar lo ocurrido con Afganistán. Al comenzar el bombardeo en octubre del 2001, el presidente George W. Bush advirtió a los afganos que continuaría hasta que el gobierno de Kabul entregara personas que Estados Unidos presumía eran sospechosas de terrorismo.
La palabra "sospechosa" es importante. Ocho meses mas tarde, el director de la FBI, Robert S. Mueller III, dijo a editores y reporteros de The Washington Post de que luego de lo que podría haber sido la cacería humana más intensa de la historia, "creímos que los responsables (de los ataques del 11 de septiembre de 2001) estaban en Afganistán", entre ellos "varios dirigentes de Al Qaeda". En cuanto a los que tramaron los atentados "y otros, los principales, se reunieron en Alemania y tal vez en otras partes".
Lo que todavía no resultaba claro en junio del 2002 tampoco podrá haber sido conocido con certeza en octubre de 2001, aunque pocos dudaron que fuese cierto. Tampoco yo lo dudé, si eso puede valer de algo, pero suposiciones y evidencias son dos cosas diferentes. Por lo menos es justo señalar que las circunstancias plantean la cuestión de si bombardear a los afganos fue un ejemplo transparente de una "guerra justa".
Los cuestionamientos de Walzer se dirigen contra objetivos no identificados, por ejemplo, universitarios que son "pacifistas". El añade que el "pacifismo" es un "mal argumento", pues considera que en ocasiones, la violencia está justificada.
Tal vez la violencia es legítima en algunas situaciones (yo lo creo), pero "creo" que es muy difícilmente un argumento contundente en los casos reales que discute.
Usando la lógica de "la guerra justa", o de la lucha antiterrorista, Estados Unidos se exime de los principios fundamentales del orden mundial en los cuales ha desempeñado un importante papel a la hora de formularlos y de hacerlos cumplir.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, fue instituido un nuevo régimen de leyes internacionales. Sus provisiones sobre las leyes de guerra están codificadas en la Carta de Naciones Unidas, la Convención de Ginebra y los principios de Nüremberg, adoptados por la Asamblea General.
La Carta de la ONU prohíbe la amenaza o el uso de la fuerza a menos que sea autorizada por el Consejo de Seguridad o, bajo el articulo 51, sea en defensa o contra un ataque armado hasta que actúe el Consejo de Seguridad.
En 2004, un panel de la ONU de alto nivel, donde figuraba el ex asesor de seguridad nacional Brent Scowcroft, concluyó que "el artículo 51 no necesita ni una extensión ni una restricción de su alcance.
"En un mundo repleto de amenazas potenciales, el riesgo al orden global y la norma de no intervención en la cual continúa basándose, es simplemente demasiado grande para que la legalidad de una acción preventiva unilateral como algo diferente a una acción respaldada colectivamente pueda ser aceptada. Si se permite a alguien que actúe de esa manera, se permite que todos hagan lo mismo".
La Estrategia de Seguridad Nacional de septiembre de 2002, en buena parte reiterada en marzo, otorga a Estados Unidos el derecho a llevar a cabo lo que denomina "guerra preventiva". Ese es el derecho puro y simple a cometer un acto de agresión.
De acuerdo con el Tribunal de Nüremberg, la agresión es "el supremo crimen internacional y sólo difiere de otros crímenes de guerra en que contiene en sí mismo el mal acumulado del resto". Por ejemplo, todo el mal en la torturada tierra de Irak surgido de la invasión de Estados Unidos y el Reino Unido.
El concepto de agresión fue definido con meridiana claridad por el juez Robert Jackson, de la Corte Suprema estadunidense, quien fue el fiscal principal de Estados Unidos en Nüremberg, Alemania. El concepto fue repetido en una resolución de la Asamblea General. Un "agresor", señaló Jackson ante el tribunal, es un Estado que comete actos tales como "una invasión de sus fuerzas armadas, con o sin una declaración de guerra, del territorio de otro Estado".
Eso se aplica a la invasión de Irak.
También son relevantes las elocuentes palabras del juez Jackson en Nüremberg: "Si ciertos actos de violación de tratados son crímenes, se trata de crímenes, sin importar que los cometan Estados Unidos o Alemania. No estamos preparados para estipular una norma de conducta criminal contra otros que no estemos dispuestos a invocar contra nosotros".
Y, en otro escrito: "No debemos olvidar nunca que el récord con que juzgamos a esos acusados es el récord con que la historia nos juzgara a nosotros. Pasar a esos acusados un cáliz envenenado es ponerlo también en nuestros labios".
Para el liderazgo político, la amenaza de adhesión a esos principios, y al imperio de la ley en general, es realmente grave. O debería serlo si alguien osa desafiar "la implacable y solitaria superpotencia cuyo liderazgo intenta moldear el mundo según su propio punto de vista contundente", como señaló Reuven Pedatzur en el diario israelí Ha'aretz, en mayo del año pasado.
Permítame el lector señalar un par de verdades simples. La primera es que las acciones son evaluadas en términos del alcance de las posibles consecuencias. La segunda es un principio de universalidad. Debemos aplicarnos a nosotros los mismos estándares que aplicamos a los otros, sino estándares aún mas estrictos.
Además de ser verdades de Perogrullo, esos principios son también la base de una teoría sobre la guerra justa. Al menos, de cualquier versión que merezca ser tomada con seriedad.

08 diciembre 2006

La ONU certifica la discriminación legal de las mujeres árabes (El PAIS - España)

"La promoción de las mujeres constituye una condición sine qua non del renacimiento árabe", pero, por ahora, las reformas efectuadas en la región "se asemejan más bien a una cortina de humo para disimular el status quo opresivo". El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) difundió esta madrugada el cuarto informe anual sobre el desarrollo humano del mundo árabe, muy centrado esta vez en el papel de la mujer.

El adulterio no recibe el mismo castigo si lo practica el hombre o la mujer en la mayoría de los países árabes. El hombre es culpable sólo si lo comete en el domicilio conyugal. La mujer es culpable cualquiera que sea el lugar donde lo practica.

Éste y otros muchos ejemplos, recogidos en el informe, redactado por una veintena de expertos, todos ellos árabes, ilustra la discriminación legal que padecen las mujeres en esa franja de países desde Marruecos a Irak.

La promoción de las mujeres está resultando tanto más difícil en cuanto "algunas fuerzas políticas ven en ella un concepto impuesto por Occidente y que no tiene su origen ni en la realidad ni en las necesidades de las sociedades árabes (...)". La invitación occidental a reformar es considerada "como una violación de la cultura árabe y de la independencia nacional". De ahí que algunos regímenes árabes "hayan, a veces, tenido que recurrir a los mecanismos de represión política para acelerar el proceso de promoción de las mujeres".

No lo han hecho con el noble objetivo de mejorar su suerte. Se trata más bien de una triquiñuela para "edulcorar la imagen de sus Estados en el extranjero". "(...) La cuestión de los derechos políticos de las mujeres se ha convertido para muchos dirigentes árabes en una especie de escaparate democrático" que exhiben de puertas para fuera. El informe se muestra también crítico con Occidente y, sobre todo, con la cooperación que brinda. "(...) Los donantes financian cualquier tipo de proyecto con tal de que lo gestionen instituciones femeninas o personalidades femeninas".

Un sondeo sobre las mujeres, efectuado en cuatro países árabes (Egipto, Marruecos, Jordania y Líbano) con una muestra de al menos mil personas en cada uno, acompaña el informe. Buena parte de los encuestados (91%) rechaza la violencia física o mental contra las mujeres y el 78% opina que no debe haber diferencias en las condiciones laborales aplicadas a los dos sexos. En cambio, el 46% se opone a que las mujeres viajen solas y el 44% considera que no pueden ser primer ministro.

El informe hace también un repaso de la evolución del mundo árabe desde que salió, en 2004, su anterior edición. "Las violaciones individuales y colectivas de los derechos humanos han empeorado durante el periodo", recalca. Concretamente, "los reformadores y los defensores de los derechos humanos se han convertido, en la mayoría de los Estados árabes, en objetivo permanente de la represión oficial".

"La continuación de la ocupación y la incapacidad de reformar la forma de gestionar los asuntos mundiales para garantizar la seguridad y el bienestar de todos puede generar en la región mayores dosis de extremismo y protestas violentas", advierten los autores del informe.

06 diciembre 2006

Madres adolescentes

Raquel Asencios Angulo. (EL PERUANO - 6 de diciembre del 2006)
Psicóloga *

En el Perú, 12 de cada 100 adolescentes son madres (Endes Continua 2004-2005). Sólo entre las adolescentes de 19 años, el 30 por ciento ya es madre o está embarazada. Si bien este tipo de indicadores debería hacernos reaccionar para redoblar esfuerzos y revertir esta situación, posiciones como la del uso de la Anticoncepción Oral de Emergencia para casos de violación y con la provisión de la misma, bajo estricto permiso de los padres y pasada la mayoría de edad, denota una visión parcial y poco exacta de la sexualidad en adolescentes y de las consecuencias negativas que ocasiona esta falta de entendimiento.
El embarazo adolescente tiene su origen, por un lado, en la negación de que gran parte de los seres humanos inician su vida sexual en la etapa adolescente; y, por otro, en la vulneración clara de su derecho a asegurar que ésta debe ser ejercida de manera placentera, saludable, pero, sobre todo, segura. Las dificultades que enfrentan los adolescentes, por ejemplo, para recibir información y acceder a métodos anticonceptivos (que no se reduce a la AOE) se convierten en los factores centrales que configuran finalmente un embarazo no deseado.
Efectos adicionales a ello atraviesan los ámbitos psicológico y social. Las madres adolescentes, en la mayoría de los casos, sufren de abandono físico y emocional temprano, así como de episodios de violencia sexual, psicológica y física dentro del propio entorno familiar y de la pareja, quien además las abandona luego de conocer la existencia del embarazo. Las adolescentes reproducen, en este contexto, el modelo de pasividad generalmente reflejado por sus madres; presentando conductas de dependencia y de poca capacidad para tomar decisiones, las que son reforzadas con sentimientos de temor, inseguridad y baja autoestima.
Es importante que cambie la visión que tenemos de los adolescentes, quienes generalmente son vistos como sujetos con cierta madurez biológica pero inhabilitada mental, social y económicamente. Por el contrario, son sujetos de derechos con plena capacidad para tomar decisiones sobre su vida en la medida en que conozcan y dispongan de recursos personales y sociales para ello. Éste es el desafío al que deben responder el Estado y la sociedad.


* Movimiento Manuela Ramos

Riqueza mundial, mal distribuida - (BBC)

Un estudio de la ONU publicado este martes indica que el 2% de los más ricos del mundo poseen más de la mitad de la riqueza mundial.
El estudio, realizado por la Universidad de las Naciones Unidas, se enfoca en la riqueza de los hogares, por lo cual se le considera pionero frente a otros informes, que se enfocaban en las riquezas nacionales o corporativas.
Los contrastes son evidentes. Mientras que el 2% de las personas más ricas tiene más de la mitad de la riqueza, la mitad más pobre de la población adulta del mundo es dueña de apenas un 1%.
Jim Davis, coautor del estudio, aclaró los criterios que se emplearon para su realización: "Utilizamos el término en el sentido de valor neto: el valor de los activos menos pasivos físicos y financieros. En este aspecto, la riqueza representa la propiedad de capital. A pesar de que el capital es sólo una parte de los recursos personales, se considera que tiene un impacto desproporcionado en el bienestar del hogar".
Como componentes de la riqueza, el estudio tuvo en cuenta los activos y pasivos financieros, tierra, edificios y otras propiedades tangibles.
En dónde está la riqueza
La mayor parte de la riqueza está concentrada en Norteamérica, Europa y los países de altos ingresos del área de Asia y el Pacífico -como Australia y Japón-, que en conjunto tienen el 90% de la riqueza global.


LA RIQUEZA DEL MUNDO
Norteamérica- 34%
Europa - 30%
Asia y Pacífico (ricos) - 24%
América Latina y el Caribe - 4%
Asia y Pacífico (otros países) - 3%
China - 3%
África - 1%
India - 1%


Europa del Este es un caso particular debido a que la propiedad privada está en aumento, pero no ha llegado a los niveles tan altos de Europa Occidental. Además, en Europa del Este son pocos los hogares que tienen activos como pensiones privadas y seguros de vida.
En el selecto grupo del 1% de los más ricos, el 37% está en Estados Unidos y el 27% en Japón.
América Latina, a pesar de su tamaño y población, apenas tiene el 4% de la riqueza personal del mundo, mientras que el grupo de países que siguen en la lista, el grupo de naciones ricas de Asía y el Pacífico, la cifra es del 24%.
El estudio incluye algunos que sus autores no esperaban cuando empezaron la labor, como por ejemplo en el tema de la deuda.
Los autores señalaron que "mientras las personas pobres en países pobres están endeudadas, sus deudas son relativamente pequeñas en total. Esta característica es debido a la ausencia de instituciones financieras que permitan a los hogares incurrir en hipotecas y préstamos personales como es en el caso de los países ricos".

05 diciembre 2006

Reflexiones sobre Noam Chomsky y el socialismo libertario (2/3)


Jan-David Gelles. (Profesor del Departamento de Economía de la PUCP)


(continuación)
Además de Chomsky, hay una serie de pensadores norteamericanos destacados que exponen ideas libertarias, o que simpatizan con ellas, como Michael Albert, Paul Avrich, Murray Bookchin, Howard Zinn, etc. (¡En este mundo tan norteamericanizado hasta la izquierda es norteamericana!).
Pero ¿tiene algún futuro el socialismo libertario? Es difícil responder a ese tipo de pregunta por el carácter activo que tienen los hombres y las mujeres, en tanto seres dispuestos a considerar e implementar reformas parciales e inclusive radicales en los sistemas económicos (y otros sistemas).
La creencia tan difundida de que la idea socialista se ha desprestigiado irremediablemente es errónea. Ese error fue cometido notablemente por Friedrich von Hayek en “The Fatal Conceit”, libro donde el economista de la escuela austriaca ofrece una crítica teórica (válida) al planeamiento centralizado; pero lo equipara con el socialismo sin distinciones de ningún tipo y no se ocupa del planeamiento descentralizado o coordinación de planes de producción y consumo.
En la realidad histórica, no han existido economías nacionales organizadas bajo principios libertarios; ergo, no hay evidencia clara que permita refutarlos. En contraste, sí existen casos exitosos a nivel microeconómico donde se han aplicado esas ideas. Por ejemplo, se puede mencionar el caso de los kibutz israelíes. Los estudiosos de ese experimento económico y social en Israel destacan los altos estándares de vida alcanzados en pocas generaciones por sus miembros (aún joven, Chomsky planeó, pero no concretó, un viaje para asentarse en esas cooperativas agrícolas e industriales).
Las recientes transformaciones parciales de muchos kibutz, en sentido capitalista, como resultado de decisiones tomadas democráticamente por sus miembros, aunque casi con seguridad equivocadas, demuestran el problema identificado antes sobre la capacidad de cambio del hombre y la consiguiente dificultad de siquiera predecir una dirección de cambio.
Tal vez la crisis ecológica global (cambio climático, destrucción de la capa de ozono, extinción de especies, escasez de agua, desertificación, agotamiento del petróleo…) termine quitándole prestigio al capitalismo y la humanidad se vea obligada a evaluar nuevas alternativas económicas como las esbozadas, en líneas generales, por Chomsky (y otros pensadores en la tradición libertaria).
Para finalizar, me queda solamente reconocer esa enorme deuda intelectual que tengo con Chomsky y resaltar el ejemplo personal que son su vida y obra, y aprovechar este portal electrónico para congratularme por la visita que efectuó a la Universidad Católica.

03 diciembre 2006

Reflexiones sobre Noam Chomsky y el socialismo libertario

1ra parte (de 3)


Jan-David Gelles (Profesor del Departamento de Economía de la PUCP)





Síntesis: Chomsky ha demostrado un amplio respeto por la libertad de opinión y una voluntad anti-autoritaria. Así, evita imponer sus ideas libertarias, manifestándolas en ejemplos concretos, pero sin expresarlas abiertamente. Hoy, habrían tomado vigencia las ideas anarquistas debido al fracaso de los regímenes económicos de planeamiento centralizado y a la reconsideración de las críticas de pensadores anarquistas sobre éstos. No han existido economías nacionales organizadas bajo principios libertarios; sin embargo, se han dado casos exitosos a nivel microeconómico.

En 1996, cuando el uso de la Internet no estaba tan difundido como en la actualidad, digité “Noam Chomsky” en el buscador Altavista. Impulsado por una curiosidad, buscaba saber algo más sobre una persona cuyo nombre había escuchado nombrar. El resultado fue unas 17.000 páginas donde se le mencionaba1; inaudito por tratarse de un profesor de lingüística.

Inmediatamente, descargué e imprimí un artículo suyo sobre temas de política exterior norteamericana. Quedé muy impactado, sobre todo, porque explicaba en términos razonados la colaboración del gobierno de Estados Unidos con antiguos criminales nazis después de la II Guerra Mundial. Además, había algo ejemplar en la redacción de ese y otros artículos suyos: eran sencillos y claros; y, a la vez, penetrantes y documentados.

Posteriormente, descubrí sus libros. El primero fue “Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media”
2, en el que se expone la tesis conocida de Chomsky respecto a las acciones manipuladoras de los gobiernos y las corporaciones para (de) formar la opinión pública, haciendo uso de los medios de comunicación social, como la televisión y los periódicos.3 Luego siguieron las lecturas de “Reflections on Language”; “Keeping the Rabble in Line”; “Política y cultura a finales del siglo XX”; “Profit over People”; “Poder y terror”; e igualmente una serie de otros excelentes libros escritos por autores recomendados por él.


La admiraci ón intelectual que sentía por Chomsky fue creciendo. Paralelamente, notaba que no todos compartían la misma opinión favorable que me había formado e incluso existían juicios abiertamente denigrantes. Una primera duda seria vino cuando me enteré que, en los años ochenta, Chomsky había defendido el derecho a la libertad de opinión del francés Robert Faurisson, un historiador revisionista del genocidio nazi contra los judíos. ¿Cómo era posible que un académico brillante, hijo de inmigrantes judíos, asociara su nombre con una persona tan cuestionada como Faurisson?

No obstante, con el tiempo, esa duda se aclaró, cuando pude entender la posición voltairiana de Chomsky: hay que ser tolerantes con las ideas contrarias, hasta llegar incluso a defender el derecho de quien las expresa y esperar que las ideas estúpidas, como las de Faurisson, caigan por su propio peso.

En la biografía personal de Chomsky, escrita por Robert F. Barski, aparece un dato que quizás sea el que mejor describe sus cualidades personales: suele contestar detalladamente todas las (numerosas) comunicaciones que recibe, incluyendo las de completos desconocidos.

Así lo pude comprobar cuando logré mantener contactos por correo electrónico con él, para hacerle preguntas diversas sobre el capitalismo, los kibutz, el socialismo libertario, etc. Le estoy muy agradecido por sus respuestas y estoy seguro de que actúa de esa manera por una convicción verdaderamente democrática, y porque para él, la coherencia entre el pensar y el hacer es clave.


En este sentido, muchas de las críticas que Chomsky ensaya en sus escritos políticos se basan precisamente en identificar las inconsistencias que aparecen entre los discursos de los gobernantes norteamericanos y las políticas que estos realmente implementan (por ejemplo, discursos sobre el valor de la libertad pero la práctica de la guerra).

Por otro lado, si uno se toma el trabajo de revisar su extensísima bibliografía, fácilmente se podrá dar cuenta de que son pocas las publicaciones en las cuales se abordan, en forma directa, problemáticas relacionadas al socialismo libertario o anarquismo. Definitivamente, las ideas libertarias de este pensador sí aparecen en sus libros, artículos y entrevistas; pero, por regla, no las identifica expresamente como pertenecientes a esa tradición de pensamiento.

Al respecto, hay una secuencia ilustrativa en la película documental La Corporación

4, donde Chomsky se refiere a las estructuras funcionales jerárquicas de las grandes corporaciones como “tiranías privadas”. Esa frase, alusiva a la falta de democracia interna en las grandes corporaciones, es consistente con el ideal anarquista de reducir, en lo posible, las jerarquías sociales; pero nótese que expresa la frase bajo la forma de una crítica concreta y no como una idea general e identificable con el pensamiento anarquista.


Por cierto, ese ideal de reducción de jerarquías se percibe como deseable en el mundo moderno, en el cual las grandes corporaciones se relacionan públicamente como “organizaciones horizontales”. También, habría que agregar que el ideal de reducir las jerarquías sociales se aplicaría igualmente a los sindicatos de trabajadores que no permiten la democracia interna.

La interpretación que hago de esa reticencia manifiesta en dejar entender sus planteamientos anarquistas, pero no siempre declararlos, es que surge de una voluntad anti-autoritaria. Es decir, es un intento de no imponerse sobre el lector u oyente (algún lector más desconfiado podría decir que Chomsky es un hábil manipulador).

La tarea de esbozar planteamientos teóricos para la transición a un sistema económico alternativo, basado en principios libertarios, no ha sido pues asumida por Chomsky. Sin embargo, al respecto, se puede consultar el libro de Robin Hahnel, economista norteamericano, titulado: “Economic Justice and Democracy: From Competition to Cooperation” (que incluye un comentario corto del propio Chomsky en defensa del socialismo libertario).

En el tiempo presente, el interés renovado por las ideas anarquistas en el mundo se explicaría por el fracaso de los regímenes económicos de planeamiento centralizado y, además, por un reconocimiento (tardío) de las acertadas críticas de los pensadores anarquistas sobre esos regímenes: predijeron correctamente que la clase de los planeadores económicos se convertiría en una nueva clase explotadora y opresora. Y, sin embargo, una actualización de los ideales anarquistas tendría que partir del reconocimiento del error de querer abolir toda forma de gobierno centralizado.