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02 diciembre 2006

La herida abierta de Vietnam

El PAIS. (España)

Miles de niños sufren aún las terribles secuelas del 'agente naranja' empleado por EE UU en la guerra

A lo largo de 10 años, entre 1961 y 1971, el Ejército de EE UU arrojó alrededor de 80 millones de litros de herbicidas sobre las junglas y plantaciones de Vietnam. Entre ellos, el más empleado debido a su terrible efectividad fue el conocido como agente naranja. Un total de 24.000 kilómetros cuadrados fueron rociados con el veneno, lo que dejó una cicatriz que aún se puede ver en los cuerpos de muchos vietnamitas.

Le Quang Chon es un hombre roto; roto por la guerra de Vietnam, que para él, como para muchos en su país, nunca acabó. El agente naranja, un herbicida utilizado ampliamente por EE UU durante el conflicto, con el doble propósito de eliminar la vegetación para dejar al descubierto al enemigo y destruir las cosechas, ha arruinado su vida, la de sus hijos y la de su nieta. Las tres generaciones de la familia sufren graves problemas de salud, a causa de la dioxina que contenía el herbicida, según aseguran los médicos vietnamitas.

Este compuesto químico extremadamente tóxico ha sido culpado de la alta incidencia de enfermedades de la piel, malformaciones genéticas, cáncer, discapacidades mentales y otros problemas que sufren la población de algunas zonas de Vietnam y veteranos del conflicto de EE UU, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur y sus familias.

Sentado en un banco en su modesta vivienda en las afueras de Thanh Hoa -una población de 200.000 almas, 200 kilómetros al sur de Hanoi-, Le Quang, un antiguo campesino, de 54 años, mira hacia el pasado, y, con los ojos inundados de lágrimas, que en ocasiones no logra contener, cuenta su historia. A su lado, su nieta se agita en los brazos de su esposa, que tiene la mirada perdida. Junto a la pared, un pequeño altar con una foto rinde memoria al menor de sus tres hijos, Chung, fallecido hace dos meses, a los 21 años.

"Tras finalizar la guerra en 1975, mi esposa tuvo nuestro primer bebé. Pero lo que nació no era un ser humano. En tres ocasiones, dio a luz seres que eran monstruos, y que murieron inmediatamente. Poco después, nació una niña que parecía normal. En 1982 tuvimos un niño, y en 1985, otro. Pero según se hacían mayores comenzaron a sentir dolores en los huesos. Los médicos diagnosticaron a la chica cáncer y, cuando tenía 15 años, le tuvieron que amputar una pierna", dice. Lo mismo le ocurrió al menor, mientras el segundo apenas puede caminar y tiene que utilizar muletas. "Luego, mi hija se casó y tuvo una niña", continúa. "Pero cuando los médicos descubrieron que ésta tenía espina bífida a causa del agente naranja, su marido las abandonó".

La pequeña, Le Thi Lan Anh, de 6 años, es una de los muchos niños que, cuatro décadas después de que el Ejército de EE UU rociara Vietnam con el defoliante, siguen naciendo con daños en el cerebro, caderas incompletas y otras deformidades. Pero Washington insiste en que no hay pruebas científicas suficientes que demuestren que las dioxinas son la causa.

Según la Academia Nacional de Ciencias de EE UU, hasta 4,8 millones de personas pudieron resultar expuestas al herbicida. "Médicos vietnamitas han concluido que la dioxina es la causante de diferentes enfermedades, y produce cambios en los genes y los cromosomas de la gente expuesta, sus hijos y sus nietos. Estimamos que hay al menos un millón de víctimas", afirma el doctor Le Ke Son, responsable del Gobierno de Vietnam para los temas relacionados con el agente naranja.

Entre 1961 y 1971, las fuerzas estadounidenses arrojaron alrededor de 80 millones de litros de herbicidas sobre las junglas y plantaciones, principalmente en Vietnam, pero también en Laos y Camboya. Un total de 15 productos químicos fueron ensayados o utilizados. Los principales fueron los "herbicidas del arco iris", llamados así por el color de las marcas de identificación en los barriles. Entre ellos, el agente naranja fue el más empleado debido a su efectividad para convertir los bosques en mares de esqueletos de troncos y ramas. Era pulverizado desde aviones, helicópteros, camiones y lanchas, pero también a mano en los alrededores de las propias bases aéreas. Sólo en Vietnam fueron rociados 24.000 kilómetros cuadrados con químicos. Cuando el líquido llovía del cielo, los soldados y la población utilizaban trapos impregnados con orina para protegerse la boca y la nariz.

"No sé de ninguna guerra que haya dejado una cicatriz como la guerra de Vietnam, una cicatriz que puedes ver en el cuerpo de mucha gente", asegura Nguyen Minh Y, de la Asociación de Víctimas del Agente Naranja de Vietnam.

Tres zonas del país son consideradas aún hoy altamente contaminadas: los alrededores de las antiguas bases aéreas de Da Nang, Phu Cat y Bien Hoa, en cuyas instalaciones eran almacenados los químicos. Los terrenos y estanques colindantes tienen un alto contenido de dioxina. Un estudio realizado en Bien Hoa con la colaboración de científicos canadienses ha detectado en el suelo niveles varios centenares de veces superiores a los aceptables en otros países.

Miles de niños con problemas han nacido de padres que no se vieron expuestos al herbicida durante la guerra, pero que, según los expertos, pueden haber consumido alimentos contaminados. Aunque las autoridades advierten a quienes viven cerca de estas zonas que no beban el agua, coman el pescado o cultiven frutas o vegetales, alguna gente sigue sin estar al tanto del peligro.

Las víctimas pertenecen normalmente a las familias más pobres. Incapaces de hacerse cargo de estos niños, muchas los abandonan en un país en el que los defectos de nacimiento son considerados un castigo por los males cometidos por algún ancestro. Acaban en los llamados Poblados de la Paz, que son financiados por el Gobierno y países como Alemania. Existen 11, que acogen a unos 1.000 chicos, pero tratan a muchos más. En ellos reciben educación, cuidados médicos y rehabilitación. Pero, según asegura Nguyen Thi Thanh Phuong, directora del centro de Hanoi, establecido en 1998 en un antiguo cuartel de paredes desconchadas, carecen de fondos suficientes. El PIB per cápita de Vietnam fue de 610 dólares (460 euros) en 2005, menos de la mitad que el de China (1.416 dólares).

El Poblado de la Paz adjunto al hospital de obstetricia Tu Du, en Ciudad Ho Chi Minh (antigua Saigón), es el principal. Alberga a 60 chavales con graves malformaciones. En una de las habitaciones, dormita una niña de 11 años de cabeza mucho más ancha que los hombros; otra, con todo el cuerpo cubierto de escamas negras, da patadas al aire atada en una cama; más allá, una criatura de cuatro años, sin ojos, agita las manos delante de la piel que cubre el lugar que debían ocupar los párpados.

"La mayoría de los niños que están aquí no tiene familia", explica Nguyen Thi Phuong Tan, la directora. "Cuando las mujeres vienen a dar a luz, les hacemos ultrasonidos, pero esto no es posible en los pueblos. Y para la gente es inasequible hacerse una prueba de ADN antes de tener un niño, ya que cuesta 2.000 dólares".

En otra de las habitaciones, Nguyen Viet, de 25 años, que carece de capacidad cognitiva, agita la cabeza sobre una almohada mientras emite sonidos guturales sujeto por el brazo a la cama. Viet, cuyo cuerpo parece un muñón, fue separado de su hermano siamés Duc -quien trabaja en el centro, en informática- cuando tenían siete años. Cada uno de ellos tiene una pierna, y padecen serias deformaciones óseas. Otros internados -como un niño de cinco años con ojos como pelotas de ping pong, o un chaval sin piernas y dos dedos en forma de pinzas en lugar de manos- corretean por los pasillos, ríen o dan saltos por las camas como cualquier otro niño.

La guerra finalizó el 30 de abril de 1975, cuando los comunistas del Norte tomaron Saigón y unificaron el país. Hanoi y Washington restablecieron relaciones diplomáticas en 1995, y están intentando cimentar sus relaciones, gracias a la intensificación de los intercambios económicos.

Estados Unidos ha descartado compensar a las víctimas vietnamitas, aunque se ha mostrado dispuesto a proporcionar asistencia técnica y fondos para limpiar las zonas contaminadas. La organización de veteranos de guerra estadounidenses proporciona expertos, y la Fundación Ford ha financiado estudios medioambientales y sanitarios.

Para el doctor Le Ke Son, no es suficiente. "EE UU debe cooperar de una forma más estrecha", afirma. Le Ke Son asegura que el Gobierno da una pensión media de unos 18 dólares al mes a un total de 209.000 víctimas, lo que representa más de 40 millones de dólares al año. Una cifra que médicos y víctimas consideran insuficiente.

Los afectados exigen a Washington que reconozca su responsabilidad y una compensación clara. En 1984, los veteranos estadounidenses lograron 180 millones de dólares de las compañías fabricantes del agente naranja, como Monsanto y Dow Chemical. Antiguos soldados de Australia, Canadá y Nueva Zelanda llegaron a un acuerdo extrajudicial ese mismo año. Y en enero pasado, el Tribunal de Apelaciones de Corea del Sur ordenó a Monsanto y Dow pagar 62 millones de dólares a 6.800 veteranos del país.

En 2004, la asociación de víctimas vietnamitas presentó una demanda contra los fabricantes en un tribunal de Nueva York, pero fue rechazada. El Gobierno estadounidense no está incluido en la demanda ya que esgrime inmunidad soberana. En septiembre de 2005, la asociación apeló. La decisión judicial está pendiente.

30 noviembre 2006

"Hoy tenemos, hoy damos"

Natty Petrosino es la única latinoamericana nominada al premio internacional "Mujer del Año".

Argentina, década de los años 60. Ella era una bella modelo de clase acomodada, aparecía en películas y se codeaba con figuras del espectáculo.
Hoy esa misma mujer tiene una existencia austera y su vestimenta se parece a la de una monja, aunque ella no lo es. Vive en una casa rodante viajando por el país asistiendo a comunidades indígenas olvidadas, dando de comer, curando y construyendo casas, hospitales y escuelas.
Natty Petrosino, de 67 años, cuenta que una grave enfermedad hace casi cuatro décadas la hizo "descubrir a Dios" y la cambió para siempre.
Desde su ciudad natal de Bahía Blanca, a 660 kilómetros al sur de Buenos Aires, fundó una red de hogares para ayudar a pobres, enfermos y discapacitados en toda Argentina. Luego decidió dedicarse exclusivamente a los pueblos aborígenes.
Natty ha hecho su trabajo a pulmón, sin el amparo de institución alguna. La difusión boca a boca de su labor le ha reportado numerosas donaciones y colaboraciones de todo el mundo.
Ahora es la única latinoamericana nominada al premio internacional "Mujer del Año", que está dotado con 20.000 euros y se entregará este viernes en la ciudad de Aosta, en el noroeste de Italia.
Antes de viajar a Europa, Natty, a quienes algunos consideran la "madre Teresa" argentina, habló con BBC Mundo sobre su transformación y su misión de ayuda a los desamparados.


¿Cómo ocurrió esa transformación tan radical en su vida?

Petrosino y su equipo no reciben ningún tipo de subsidio. Tampoco tienen personería jurídica ni convenio alguno con el Estado.
Tuve una enfermedad grave, un cáncer en el oído medio bastante comprometido, y durante la operación estuve muerta unos segundos. En ese tiempo que pasé del otro lado, me di cuenta de que la vida no era lo que yo conocía, sino que más bien había que vivir intensamente sirviendo a los demás.
Usted tiene esposo y dos hijos. ¿Cómo les dijo que quería salir a "hacer misión" y cómo reaccionaron?
Mis hijos eran muy pequeños. Cuando yo lo comenté, mi esposo se puso muy contento porque vio que yo salía de la depresión en la que estaba.
Me tomé muy en serio el Evangelio y empecé a meter en mi casa a todo vagabundo, madre soltera y prostituta que había en la calle. Avisé a la policía y a los hospitales que si encontraban a algún desamparado me llamaran.
Metí en mi casa a todo el que no tenía donde estar. Era en un barrio residencial, con piscinas, y la gente se asombraba de ver "cosas raras" en lo de los Petrosino.
Mi esposo pensó que era como un hobby y se me iba a pasar. Veía que yo tenía alegría y me dejó hacer. No se daba cuenta de que estábamos entrando en un camino angosto hacia Dios.
Se la ve vestida como una monja, llevando una cruz en el pecho. ¿Por qué?
Yo tenía tanta ropa... La regalé toda y empecé a usar lo que donaban. Y comencé a usar guardapolvos blancos, que llegaban muy grandes. La cruz es porque estoy enamoradísima de mi Señor.
¿Qué particularidad tiene su labor de ayuda en relación con otras similares?
Nuestra tarea es bastante diferente, porque desde que regresé de la muerte me propuse vivir el Evangelio sin quitarle ni añadirle nada. He renunciado a todo para vivir simplemente de la caridad.
Nosotros hemos llegado a darles de comer a 7.000 personas por día sin contar con subsidios. Para la ley terrena nunca hemos existido. No tenemos personería jurídica, ni ningún convenio con el Estado; tampoco cuentas bancarias ni dinero guardado.
Yo creo que ahí está la diferencia. Hoy tenemos, hoy lo damos. Y esperamos de la providencia para mañana.
¿De dónde viene el dinero, los alimentos y los suministros con los que se ayuda a los desamparados?
Nosotros jamás nos preocupamos por eso. Llega solo. La gente se va enterando y trae cosas permanentemente. Yo ni siquiera lo pido.
¿Por qué en un momento decidió dedicarse exclusivamente a ayudar a pueblos indígenas como los mapuches, huarpes y wichis de Argentina?
De pronto me di cuenta que lo que nosotros estábamos haciendo con nuestros hogares, cualquier institución lo podía hacer. Mientras que donde nosotros estamos ahora no es fácil llegar.
Hay que vivir debajo de un árbol y convivir con tuberculosis, lepra, desnutrición, hambre. Hay chicas de 12 años que dan a luz debajo de un árbol y tenemos que asistirlas.

Hay que vivir con ellos y compartir todo. Enseñarles a lavarse la cara, a respirar casi... Me parece que es mucho más necesario. Hemos levantado casas, escuelas, salas de primeros auxilios, centros de salud.
Todo lo que construimos lo hacemos a medida que pasamos por los lugares que lo necesitan, no importa dónde.
¿Qué les diría a los gobiernos que desatienden a determinados sectores de la población?
Más que decirle a los gobiernos, yo le diría a la gente que si las autoridades no actúan, por qué no lo hacemos nosotros sumándonos. Dios no nos va a preguntar "¿qué hizo el gobierno de tal o cual país", sino "¿vos qué hiciste en ese momento en que había hambre?".
¿Cómo llega la nominación para el premio internacional "Mujer del Año"?
Es algo muy hermoso y me emociona saber que una de las ganadoras en años anteriores conocía mi historia y presentó mi postulación. Yo no tenía la menor idea, me avisaron hace una semana. No tengo ropa de invierno para ir (risas), así que supongo que alguien me regalará algo.
¿Qué va a hacer con el dinero del premio?
No sé. Falta mucho por hacer. Casas, casas, casas... y comprar cosas para mis pobres.
- Petrosino y su equipo no reciben ningún tipo de subsidio. Tampoco tienen personería jurídica ni convenio alguno con el Estado.
- "Nosotros hemos llegado a darles de comer a 7.000 personas por día sin contar con subsidios. Para la ley terrena nunca hemos existido. No tenemos personería jurídica, ni ningún convenio con el Estado; tampoco cuentas bancarias ni dinero guardado." (Natty Petrosino)
- "Todo lo que construimos lo hacemos a medida que pasamos por los lugares que lo necesitan, no importa dónde." (Natty Petrosino)


Planeta tendrá que unirse para minimizar impactos del calentamiento global


El calentamiento global y los cambios climáticos en el planeta fueron los temas de apertura del 3º Encogerco (Encuentro Nacional de Gerenciamiento Costero), que comenzó ayer (27.11), en Florianópolis. En los próximos 100 años, la temperatura media del planeta va a aumentar entre 3,5 y 5,8 ºC, según el último informe del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambios Climáticos), institución creada por las Naciones Unidas en 1988 y actualmente la más importante en estudios e impactos del calentamiento global en el mundo. Esto va a provocar un aumento del nivel del mar que varía entre 30 cm y 1,5 mts, impactando directamente en las regiones costeras.

Los números alarmantes fueron presentados por el Secretario Ejecutivo del Foro Paulista de Cambios Climáticos y consultor en el tema, Fabio Feldmann, que ya fue secretario de medio ambiente del Estado de San Pablo y autor de parte de la legislación ambiental brasilera. "Cualquier plan de gerenciamiento costero en el mundo va a incorporar la dimensión climática, o sea, las consecuencias del aumento de la temperatura en el planeta. Y esto vale también para las inversiones públicas de infraestructura", afirmó Feldmann.

Los países industrializados son considerados los mayores contaminantes del mundo, pero Feldmann recordó que Brasil es actualmente el 4º mayor responsable de la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera a causa de la deforestación de la Amazonia. El dióxido de carbono, resultante de la quema de petróleo, es el principal responsable de la reducción de la capa de ozono.

Otra cuestión señalada por Feldmann en relación con Brasil es que el licenciamiento ambiental está siendo usado como disculpa para retardar proyectos de crecimiento en el país. "¡Esto es una mentira descarada! El licenciamiento ambiental responsable es fundamental para planear el crecimiento en forma sustentable", dijo Feldmann.

Para Fabio Feldmann, el principal desafío actual en la búsqueda de soluciones del calentamiento global es la falta de voluntad y de comprensión en la esfera gubernamental de los países. "Desde que el IPCC comenzó a emitir informes sobre el impacto del calentamiento global, todas las expectativas de los investigadores han sido superadas para peor. La situación es mucho más grave que lo que la gente se imagina. Creo que como máximo en dos años alguna decisión muy seria deberá ser tomada por los gobernantes mundiales, que tienen el poder de decisión en sus manos, ya que aún no están conduciendo el asunto con la seriedad necesaria", dijo Feldmann. De acuerdo con el consultor, el efecto invernadero ya es una realidad y no sólo una proyección hacia el futuro. "Los incidentes climáticos graves, como el huracán Catalina, que ocurrió aquí (2004), las olas de calor en Europa y el deshielo de los casquetes polares, son ya consecuencias del calentamiento global", dijo.

Además de Estados Unidos, que hasta hoy no firmó el Protocolo de Kioto, China también presenta resistencias para pactar con la reducción de la emisión de gases contaminantes. La economía china y el nivel de consumo del país vienen creciendo a ritmo acelerado. "Hoy no es sustentable para China crecer con el mismo patrón de consumo que el que existe en Estados Unidos", dice Feldmann. Lo ejemplificó con la tasa de automóviles por persona, que en Estados Unidos es de dos automóviles por habitante.

Feldmann también realizó un llamamiento a cada ciudadano del planeta, que pueda contribuir para reducir los impactos del calentamiento global con simples cambios de hábitos y de modelos de consumo. "El consumidor es quien tiene el poder de decidir sobre sus compras, eligiendo empresas ambientalmente responsables. La sociedad tendrá que rever su patrón de consumo." Para finalizar, el consultor cree que el calentamiento global tendrá el poder de movilizar a la sociedad mundial en la búsqueda de soluciones concretas en función de la urgencia del asunto.

Encogerco reúne hasta el día 29.11, en Florianópolis, a especialistas, investigadores, académicos, gobernantes, ONGs y representantes de la sociedad civil para discutir el gerenciamiento costero.

28 noviembre 2006

Ecuador: El fin de la noche neoliberal

Javier Diez Canseco (*)

Las elecciones del 26 de noviembre en el Ecuador son una nueva expresión de la corriente de cambio que recorre América Latina. Contra la fuerza del poder económico -y su control sobre los principales medios de comunicación televisiva, radial y escrita- y contra la manipulación de supuestas encuestas de opinión pública, que dieron por semanas al derechista Noboa como favorito, el pueblo eligió –con cerca al 57% de los votos- a Rafael Correa Delgado como presidente de la República, y a Lenin Moreno -un hombre amazónico y con discapacidad- como vicepresidente, encarnando a los sectores tradicionalmente marginados en las más altas responsabilidades políticas del país. Ello afirma un profundo cambio de rumbo.
El triunfo de Alianza País, con el apoyo de vastos movimientos sociales y fuerzas políticas comprometidas con un nuevo rumbo, abre una etapa de cambio y esperanza, pero también difícil y compleja. Correa y Moreno han de construir una amplia fuerza popular. Se plantean una profunda reforma del Estado ecuatoriano que -como ocurrió en Venezuela y en Bolivia- pasa por una Asamblea Constituyente que ha de democratizar la gestión del Estado, reconocer su carácter pluriétnico, generar mecanismos participativos y de control social popular, y reorientar el manejo de economía para ponerla al servicio de la gente y recuperar el beneficio de la explotación de los recursos naturales en función del desarrollo nacional.
Es un giro político trascendente, de una América Latina que lucha por su autonomía y su soberanía, frente a quienes la pretenden un simple patio trasero del imperio norteño.
Correa y Moreno defienden la recuperación plena de la soberanía nacional del Ecuador oponiéndose a la militarización del país y al Plan Colombia, y demandando el retiro de la presencia norteamericana en la Base Militar de Manta. Un tema de indudable importancia geopolítica. Se oponen a un TLC con los EEUU que implique -como el mal negociado por el Perú y Colombia- la subordinación del agro y la economía ecuatoriana a los intereses norteamericanos y la cesión de soberanía, planteándose potenciar el mercado interno y priorizar la unidad del subcontinente, así como fortalecer la OPEP.
Reorientarán el uso de las ganancias petroleras del Ecuador para promover un economía de desarrollo sostenible, que priorice el agro (con crédito, apoyo tecnológico y promoción de la agricultura comunal y los pequeños propietarios) y de las cadenas productivas e industriales ecuatorianas que dinamicen su mercado interno y generen una distribución más justa y equitativa del ingreso nacional, buscando terminar con la masiva emigración de ecuatorianos por la ausencia de oportunidades.
Correa, al conocer los resultados, agradeció el apoyo popular frente al poder del dinero y del imperio, y anunció el "fin de la noche neoliberal" para construir una patria "soberana y con justicia".
Un nuevo cambio en los países andinos, paralelo al escándalo de la vinculación de numerosos parlamentarios colombianos -del entorno del conservador presidente Uribe- con los grupos criminales paramilitares en Colombia, que sólo reafirmará el aislamiento del gobierno de Alan García en el Perú al insistir en una política que ignora los cambios que los pueblos reclaman y que él mismo comprometió y ahora incumple para subordinarse a los grandes grupos de poder económico -como las mineras- dejando de lado el derecho pueblo a un efectivo desarrollo con justicia y equidad. La reciente derrota del APRA y los partidos tradicionales en las elecciones regionales y municipales, y el surgimiento de gobiernos regionales con un claro potencial progresista y un firme compromiso social, reafirman que el Perú profundo mantiene su demanda de cambio y anhela sumarse a los procesos que están abriendo otros pueblos de América del Sur, construyendo la esperanza de una nueva y definitiva etapa de soberanía, progreso y equidad, como la soñaran nuestros libertadores.


(*) Publicado el 28 noviembre 2006 en http://www.cnr.org.pe/pluma.php?dia=2