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18 enero 2007

Los zapatistas muestran al país y al mundo su sistema de escuelas autónomas

PARTE II (de dos)

Amber Howard

Sin aceptar dinero ni maestros del gobierno, las comunidades indígenas han construido más escuelas y educado a más niños que nunca antes.

Para los zapatistas, esto quiere decir que los estudiantes, cuando terminan la secundaria, se enfocan en las necesidades urgentes de la comunidad y ayudan a educar a otros. A los estudiantes se les enseña a generar productos y comida, dándoles trabajo en la siembra, las artes, la salud, lo que necesite la gente del área, y no lo que se necesitará en un remoto futuro. Dado que la educación autónoma no es reconocida fuera del territorio rebelde, los graduados no pueden continuar sus estudios. Como recuerda Diego, un padre de familia: “Mi hijo se graduó el año pasado de la Escuela Secundaria Rebelde Autonoma Zapatista de la zona, la primera creada en territorio rebelde, en Oventic. Quería seguir estudiando, pero como no pudo, terminó trabajando en la primaria como maestro.” Uno de los sueños más grandes de la Otra Educación es tener un día bachillerato y universidad autónomos, para que los estudiantes puedan profundizar su educación.
Aunque las comunidades han continuado proveyendo la Otra Educación a sus niños con pasión, no han faltado las luchas. Muchos adultos no saben leer ni escribir. Por esta razón es difícil encontrar promotores de las mismas comunidades. También en muchas ocasiones los promotores no pueden seguir enseñando o entrenando a otros. Debido a la necesidad de ver por sus familias, comprar ropa o comida, pocos completan el entrenamiento, dejando a muchos sin educación consistente.
Otra dificultad es la falta de recursos. Una vez que se decidió construir todo desde abajo, sin ayuda del gobierno, ha sido una lucha frecuente juntar los materiales necesarios para construir escuelas y proveer a los estudiantes. “Tenemos mucho que queremos construir, pero no podemos por falta de recursos.” Pero vale la pena con tal de tener la libertad de una educación autónoma, dicen representantes del Caracol IV. “Podemos dar clases a nuestros niños en una casa o debajo de un árbol, no importa. No necesitamos más dinero del mal gobierno. Nosotros vemos como ayudar a nuestros promotores y así ayudar a toda la gente de la comunidad.”

Patricia del Caracol III habló de como todo es construido por la gente, inclusive escuelas con techos de paja y lámina. El compromiso de la comunidad es en realidad la base de la Otra Educación. Los padres mandan raciones de frijol, maíz y leña con sus niños para que puedan tener la comida que necesitan mientras están en la escuela. Muchos grupos internacionales han apoyado al movimiento zapatista dándoles alguna fuente de ingresos para crear más escuelas, incluyendo grupos de Noruega, Suiza, Dinamarca, Grecia y los Estados Unidos, entre otros.
La Otra Educación está basada en la construcción de un nuevo mundo, que valore el ser y no el tener. Los zapatistas creen en ser realistas: averiguar lo que la comunidad realmente necesita para su propia liberación, educando a los estudiantes sobre este descubrimiento. A pesar de todas las carestias y retos, como la Comandante Concepción del Caracol IV resume: “La educación aquí es la nuestra. Como zapatistas, empezamos a organizarnos aquí en nuestro territorio y nos ha causado problemas. Pero es que no es lo mismo, la educación que da el gobierno, y nos empezamos a dar cuenta de esto. Nos obligaban a aprender lo que se les daba la gana, y nosotros empezamos a resistir. LA educación que le estaban dando a nuestros niños no era buena. Teníamos que hacer el cambio, crear la Otra Educación.”
El diálogo con representantes de los diferentes caracoles fue uno de las primeras muestras públicas, para muchos, del mundo autónomo y rebelde de las comunidades zapatistas. Con una audiencia tan nutrida de gente de todo el mundo que no cabía en la escuela, la reunión se tuvo que mover afuera para que hubiera más espacio. Fue una oportunidad el ver la mezcla de los enmascarados locales con complicados bordados y los estudiantes, maestros y demás que venían de todas partes del mundo, todos juntos para ser testigos de la presentación de una alternativa al sistema gubernamental capitalista, a lo que puede lograrse cuando la gente de abajo se une para proveer a su propia comunidad.
Mucha gente, incluyendo a Beatriz Gutierrez, una maestra indígena de Oaxaca, estaban ansiosos por ver estas presentaciones en el siguiente nivel. “Quiero ver más allá de las palabras y ver como es en realidad en el salón de clase.” Sugirió tener una reunión específicamente educativa, en la que los maestros se junten con un grupo de 15 estudiantes, y muestren sus formas de trabajar en sus salones de clase, para crear otra forma de entrenamiento. Otros propusieron reuniones en grupos más pequeños para aprender de las variadas experiencias de todos los participantes. No obstante, como Gustavo, un zapatista local, lo puso: “No hay ningún estandard, ningún libro que pueda ser escrito sobre la manera correcta de enseñar en todo el mundo. Cada comunidad es diferente. Nosotros seguiremos aprendiendo, para compartir nuestro modo con los que vengan a escuchar.”

Esta reunión de zapatistas con los pueblos del mundo es una preparación para una reunión de 10 días del 20 al 29 de julio próximo, donde los participantes viajarán a todos los Caracoles del territorio zapatista para una mirada todavía más profunda de la experiencia de vida autónoma y rebelde de los últimos 13 años. Cualquiera interesado está invitado a participar, a compartir sus visiones y experiencias de lucha. Como el Coronel Insurgente Moisés le recuerda a la gente del mundo: “Ahora es el momento de organizarnos y ver como nosotros, juntos, podremos enfrentar el mal del neoliberalismo y su ofensiva contra la humanidad.”

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