James Petras
La danza de los millones: el capital financiero recoge los beneficios de su poder
Los especuladores mundiales tuvieron un año espectacular en 2006, ya que los valores de renta variable globales obtuvieron ganancias de dos dígitos en USA, Europa y los mercados asiáticos. China, Brasil, Rusia y la India fueron los centros de los beneficios especulativos, mientras el índice FTSE (1) en China subió hasta un 94%, la bolsa de valores de Rusia alcanzó un 60%, la Bovespa de Brasil un 32,9% y la Sensex de la India llegó hasta el 46,7%. Estas subidas de las bolsas de valores se debieron, en gran medida, a los créditos baratos (para especular), a una fuerte liquidez (inmensos beneficios y rentas financieras a partir del petróleo y de las materias primas) y a las denominadas “reformas”, que facilitaron el acceso de los grandes inversores extranjeros a los mercados de China, India y Brasil. Los mayores beneficios en el terreno de la especulación en bolsa de valores se registraron en regímenes putativos de “centro-izquierda” (Brasil e India) y en la China “comunista”, que se han realineado tras los sectores “dirigentes” más retrógrados de la clase dominante financiera.
El boom de la bolsa de valores en Rusia refleja un proceso diferente, que implica la re-nacionalización de los sectores del gas y del petróleo a expensas de los gángster-oligarcas de la era de Yeltsin y los contratos “a precios de saldo” concertados con las compañías de gas y petróleo europeas y usamericanas (Shell, Texaco). Como consecuencia, inesperados e inmensos beneficios se reciclaron internamente entre los millonarios de la nueva era Putin, que se han embarcado en un consumo conspicuo, especulación e inversiones en empresas mixtas con fabricantes extranjeros en las industrias relacionadas con los transportes y la energía.
El cambio hacia el capital especulativo de control exterior que ha aparecido en China, India y Brasil aparece en dirección opuesta a la inversión patrocinada en el ámbito “nacional y estatal” en las cuentas rusas ante la irracional y vitriólica hostilidad exhibida por la prensa financiera occidental.
Una de las mayores fuentes para lograr beneficios se sitúa en el área de las “fusiones y adquisiciones” (M&A, en sus siglas en inglés): los conglomerados multinacionales de compra-venta, con 3.900 millones de dólares de transacciones en 2006. Los bancos inversores recogieron 18.800 millones de dólares en “honorarios” que produjeron primas multimillonarias en dólares para los banqueros de las “M&A”. Las M&A, bien sean hostiles o favorables, implican actividades especulativas impulsadas en gran medida por la deuda barata y llevan a una mayor concentración de propiedades y beneficios. Se dice que, actualmente, el 2% de los hogares poseen el 80% de los activos mundiales. Dentro de esta pequeña elite, una parte, empotrada en el capital financiero, posee y controla el grueso de los activos mundiales y organiza y facilita todavía más la concentración de conglomerados. El valor de las M&A especulativas a escala mundial es un 16% más alto que la cresta de la ola del boom especulativo “DOTCOM” (2) del año 2000. Sólo en USA se alcanzaron los 400.000 millones de dólares en transacciones de capital riesgo, cantidad tres veces superior a la del año anterior.
Para entender quiénes son los miembros dirigentes de la clase dominante financiera, sólo se necesita mirar los diez bancos privados de acciones y valores y las cifras de transacciones en M&A en que las que aparecen implicados.
El boom de la bolsa de valores en Rusia refleja un proceso diferente, que implica la re-nacionalización de los sectores del gas y del petróleo a expensas de los gángster-oligarcas de la era de Yeltsin y los contratos “a precios de saldo” concertados con las compañías de gas y petróleo europeas y usamericanas (Shell, Texaco). Como consecuencia, inesperados e inmensos beneficios se reciclaron internamente entre los millonarios de la nueva era Putin, que se han embarcado en un consumo conspicuo, especulación e inversiones en empresas mixtas con fabricantes extranjeros en las industrias relacionadas con los transportes y la energía.
El cambio hacia el capital especulativo de control exterior que ha aparecido en China, India y Brasil aparece en dirección opuesta a la inversión patrocinada en el ámbito “nacional y estatal” en las cuentas rusas ante la irracional y vitriólica hostilidad exhibida por la prensa financiera occidental.
Una de las mayores fuentes para lograr beneficios se sitúa en el área de las “fusiones y adquisiciones” (M&A, en sus siglas en inglés): los conglomerados multinacionales de compra-venta, con 3.900 millones de dólares de transacciones en 2006. Los bancos inversores recogieron 18.800 millones de dólares en “honorarios” que produjeron primas multimillonarias en dólares para los banqueros de las “M&A”. Las M&A, bien sean hostiles o favorables, implican actividades especulativas impulsadas en gran medida por la deuda barata y llevan a una mayor concentración de propiedades y beneficios. Se dice que, actualmente, el 2% de los hogares poseen el 80% de los activos mundiales. Dentro de esta pequeña elite, una parte, empotrada en el capital financiero, posee y controla el grueso de los activos mundiales y organiza y facilita todavía más la concentración de conglomerados. El valor de las M&A especulativas a escala mundial es un 16% más alto que la cresta de la ola del boom especulativo “DOTCOM” (2) del año 2000. Sólo en USA se alcanzaron los 400.000 millones de dólares en transacciones de capital riesgo, cantidad tres veces superior a la del año anterior.
Para entender quiénes son los miembros dirigentes de la clase dominante financiera, sólo se necesita mirar los diez bancos privados de acciones y valores y las cifras de transacciones en M&A en que las que aparecen implicados.
El hecho crucial es que estos bancos de capital de riesgo se han introducido en todos los sectores económicos, en todas las regiones de la economía mundial, especulando cada vez más con los conglomerados que han adquirido.
En la época de dominio del capital financiero especulativo, no es sorprendente que los tres principales bancos de inversiones: Goldman Sachs, Leman Brothers y Bear Stearns informen de beneficios anuales récord, debido a su expansión por Europa y Asia y a sus transferencias de beneficios de los sectores de la industria y servicios al sector financiero. En el año 2006, Goldman Sachs (GS) registró el año más rentable para un banco de inversiones de Wall Street, a base de grandes (especulativas) “ganancias obtenidas del comercio y de inversiones lucrativas en las fábricas de explotación más salvaje de los trabajadores de Asia”. GS informó de un salto de un 69% en las ganancias anuales hasta llegar a los 9.540 millones de dólares. Los bancos de capital de riesgo Lehman Brothers (LH) y Bear Stearsn (BS) también registraron un récord de ganancias. LB ganó 4.000 millones de dólares en el año y SB 2.100 millones. A lo largo del año, reservó 334.000 dólares para los banqueros jóvenes, mientras los grandes especuladores y banqueros ganaban un gran múltiplo de esa suma.
Durante el año 2006, las rentas de los bancos de inversión alcanzaron casi los 38.000 millones de dólares, comparados con los 25.000 de 2004, un aumento de un 34% (Financial Times, 13 diciembre 2006, pág. 15).
La supremacía del capital financiero ha venido gestándose a partir de la actividad especulativa de los interventores y directores de las compañías de propiedad estatal. Propiedad “estatal” es un término ambiguo, ya que plantea una cuestión mucho más precisa: “¿Quién tiene la propiedad del Estado”? En Oriente Próximo hay siete compañías de gas y petróleo de propiedad estatal. En seis de esas compañías, los principales beneficiarios son una pequeña elite dominante. Reciclan sus ingresos y beneficios a través de bancos de inversión usamericanos y de la UE, en gran parte a través de bonos, bienes inmuebles y otros instrumentos financieros especulativos (Financial Times, 15 diciembre 2006, pág. 11). La propiedad estatal y el capital especulativo, en el contexto de las cerradas clases gobernantes del modelo de “Estado del Golfo”, son actividades complementarias, no contradictorias. El régimen gobernante en Dubai invierte las rentas del petróleo en construir un centro financiero regional. Muchos bancos inversores de dirección judeo-usamericano de Wall Street cohabitan con nuevas instancias inversoras con sede en países islámicos, recogiendo ambos sistemas beneficios especulativos.
Gran parte de los fondos de inversión que están ahora en manos de bancos inversores usamericanos, fondos de protección y otros sectores de la clase dirigente financiera se originaron en beneficios extraídos de los trabajadores del sector manufacturero y de servicios. Dos procesos mutuamente relacionados llevan al crecimiento y predominio del capital financiero: la transferencia del capital y los beneficios del sector “productivo” al financiero y especulativo y la transferencia de capital financiero en el extranjero, en forma de absorciones de activos extranjeros ahora equivalentes al 80% del PIB de USA. Las raíces del capital financiero se empotran en tres formas de explotación intensificada: 1) de trabajo (a través de horas interminables, transferencia de pensiones y costes sanitarios del capital al trabajo, congelación de salarios mínimos, sueldos y salarios reales estancados y cada vez más bajos); 2) de beneficios del sector industrial (a través de alquileres más altos, transferencias intersectoriales hacia instrumentos financieros, tarifas y pago de intereses y comisiones para fusiones y adquisiciones); y 3) a través de políticas estatales fiscales que rebajan los impuestos que gravan el capital, aumentan los valores pasados a pérdidas y los incentivos impositivos para las inversiones extranjeras y que imponen impuestos regresivos en el ámbito federal, estatal y local.
El resultado es, por una parte, que aumenta la desigualdad entre los banqueros de siempre y los jóvenes, el capital de riesgo público y privado, la inversión y los directores de fondos protegidos y su séquito de abogados, contables y, por otra parte, los sueldos y los trabajadores asalariados. Las ratios de ingresos fluctúan de 400 a 1 y de 1.000 a 1, entre la clase gobernante y los salarios medios y de los trabajadores.
En la época de dominio del capital financiero especulativo, no es sorprendente que los tres principales bancos de inversiones: Goldman Sachs, Leman Brothers y Bear Stearns informen de beneficios anuales récord, debido a su expansión por Europa y Asia y a sus transferencias de beneficios de los sectores de la industria y servicios al sector financiero. En el año 2006, Goldman Sachs (GS) registró el año más rentable para un banco de inversiones de Wall Street, a base de grandes (especulativas) “ganancias obtenidas del comercio y de inversiones lucrativas en las fábricas de explotación más salvaje de los trabajadores de Asia”. GS informó de un salto de un 69% en las ganancias anuales hasta llegar a los 9.540 millones de dólares. Los bancos de capital de riesgo Lehman Brothers (LH) y Bear Stearsn (BS) también registraron un récord de ganancias. LB ganó 4.000 millones de dólares en el año y SB 2.100 millones. A lo largo del año, reservó 334.000 dólares para los banqueros jóvenes, mientras los grandes especuladores y banqueros ganaban un gran múltiplo de esa suma.
Durante el año 2006, las rentas de los bancos de inversión alcanzaron casi los 38.000 millones de dólares, comparados con los 25.000 de 2004, un aumento de un 34% (Financial Times, 13 diciembre 2006, pág. 15).
La supremacía del capital financiero ha venido gestándose a partir de la actividad especulativa de los interventores y directores de las compañías de propiedad estatal. Propiedad “estatal” es un término ambiguo, ya que plantea una cuestión mucho más precisa: “¿Quién tiene la propiedad del Estado”? En Oriente Próximo hay siete compañías de gas y petróleo de propiedad estatal. En seis de esas compañías, los principales beneficiarios son una pequeña elite dominante. Reciclan sus ingresos y beneficios a través de bancos de inversión usamericanos y de la UE, en gran parte a través de bonos, bienes inmuebles y otros instrumentos financieros especulativos (Financial Times, 15 diciembre 2006, pág. 11). La propiedad estatal y el capital especulativo, en el contexto de las cerradas clases gobernantes del modelo de “Estado del Golfo”, son actividades complementarias, no contradictorias. El régimen gobernante en Dubai invierte las rentas del petróleo en construir un centro financiero regional. Muchos bancos inversores de dirección judeo-usamericano de Wall Street cohabitan con nuevas instancias inversoras con sede en países islámicos, recogiendo ambos sistemas beneficios especulativos.
Gran parte de los fondos de inversión que están ahora en manos de bancos inversores usamericanos, fondos de protección y otros sectores de la clase dirigente financiera se originaron en beneficios extraídos de los trabajadores del sector manufacturero y de servicios. Dos procesos mutuamente relacionados llevan al crecimiento y predominio del capital financiero: la transferencia del capital y los beneficios del sector “productivo” al financiero y especulativo y la transferencia de capital financiero en el extranjero, en forma de absorciones de activos extranjeros ahora equivalentes al 80% del PIB de USA. Las raíces del capital financiero se empotran en tres formas de explotación intensificada: 1) de trabajo (a través de horas interminables, transferencia de pensiones y costes sanitarios del capital al trabajo, congelación de salarios mínimos, sueldos y salarios reales estancados y cada vez más bajos); 2) de beneficios del sector industrial (a través de alquileres más altos, transferencias intersectoriales hacia instrumentos financieros, tarifas y pago de intereses y comisiones para fusiones y adquisiciones); y 3) a través de políticas estatales fiscales que rebajan los impuestos que gravan el capital, aumentan los valores pasados a pérdidas y los incentivos impositivos para las inversiones extranjeras y que imponen impuestos regresivos en el ámbito federal, estatal y local.
El resultado es, por una parte, que aumenta la desigualdad entre los banqueros de siempre y los jóvenes, el capital de riesgo público y privado, la inversión y los directores de fondos protegidos y su séquito de abogados, contables y, por otra parte, los sueldos y los trabajadores asalariados. Las ratios de ingresos fluctúan de 400 a 1 y de 1.000 a 1, entre la clase gobernante y los salarios medios y de los trabajadores.
Próxima entrega: "Crisis de las clases medias y trabajadoras (La clase dominante empieza a preocuparse)"
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