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24 febrero 2007

La demanda de biocombustibles está encareciendo el maíz y la caña de azúcar



El fenómeno, que ya se siente en Colombia, es generalizado. En México se produjo una crisis por el aumento en el precio de la tortilla.
Las harina de maíz que se usa para hacer arepas, así como el cuchuco de maíz, tuvieron alzas hasta de 40 por ciento el año pasado, según estadísticas de uno de los principales supermercados colombianos.
"La razón que nos dan los productores de harina precocida de maíz es que por el etanol el precio ha subido. Nosotros hemos experimentado un descenso de 4 por ciento en el volumen de ventas de este producto, pues las familias remplazan las arepas por otro producto", dijo uno de los compradores del supermercado.
Pero, el etanol, que es un biocombustible que se mezcla con la gasolina, también se produce con caña de azúcar, que es el caso de Colombia y Brasil, y por ese lado también se han sentido los efectos, pues el azúcar ha subido golpeando tanto a quienes la usan industrialmente (dulces, panes, etc.), como a los consumidores finales (entre enero del 2006 y el mismo mes del 2007 subió 19 por ciento).
Se quejan hasta los grandes
El efecto no deseado del etanol, cuyo objetivo principal es ayudar a reducir la dependencia del petróleo, no solo ha levantado voces de protesta entre los consumidores y los porcicultores, sino también entre multinacionales como Kellog, que vio caer sus ganancias del 2006 por el incremento del precio del maíz, y la gigante Coca-Cola, que está afectada por el alza de los endulzantes.
Ambas empresas son estadounidenses y es justo su país uno de los mayores productores de etanol basado en maíz. No en balde E.U. cultiva la mitad de la oferta mundial del grano y por eso tiene gran injerencia en los precios.
El año pasado Estados Unidos tuvo una producción récord de etanol (4.900 millones de galones), pero allá también los criadores de pollos y cerdos están perdiendo dinero y las perspectivas no son muy halagadoras, pues el Departamento de Agricultura dice que el costo de productos básicos como el cerdo y el pollo en Estados Unidos podría subir 6 por ciento con los precios actuales del maíz.
El presidente George Bush anunció que su país va a reducir el consumo de gasolina en un 20 por ciento en los próximos 10 años.
Así mismo, la Unión Europea se puso la meta de que los biocombustibles representen el 10 por ciento de su consumo de aquí al 2020.
Proyectos en todo el Mundo
El maíz podría rebasar en desempeño al petróleo este año debido al aumento en la producción de etanol, han pronosticado varias firmas de inversión de Estados Unidos. Su estimación se basa en que los contratos futuros de maíz subieron 81 por ciento en la Bolsa Mercantil de Chicago el año pasado, mientras que el crudo ha bajado 7,7 por ciento desde su cotización récord en Nueva York el 14 de julio del 2006.
China, el tercer fabricante mundial de etanol, usará 13,3 millones de hectáreas de bosques, equivalente al tamaño de Inglaterra, para plantar árboles que se exploten en la fabricación de biocombustibles. El plan de China es sembrar árboles que rindan nueces o frutas de alto contenido de aceite para producir biocombustibles y aumentar los ingresos de los granjeros. En este proyecto podría gastar 192.000 millones de dólares en 15 años.
En la carrera mundial por producir biocombustibles, Argentina quiere convertirse en el primer país en fabricar biodiésel a partir de algas marinas. La empresa austral Oil Fox va a sembrar cuatro variedades de algas que habitan en el mar argentino y producir aceite a partir de éstas. Para reproducir las algas construirán piletas gigantes y, además, invertirán entre 20 y 25 millones de dólares en una planta aceitera.
Ganancias para los maiceros y paneleros
La otra cara de la moneda con respecto al etanol es la de los productores maíz y de caña de azúcar, quienes ahora son mejor remunerados.
Un caso particular es el de los paneleros, quienes el año pasado experimentaron un alza del 22 por ciento en el precio del kilo, al pasar de 648 a 1.008 pesos. Según las estadísticas del Ministerio de Agrcultura, este año la panela sigue subiendo, pues en enero les pagaban a los productores 1.393 pesos por kilo.
Así mismo, la firma inglesa LMC entregó el estudio 'The profitability of sugar' (La rentabilidad del azúcar) en donde cada cinco años analiza los precios pagados por tonelada de caña en los principales países azucareros del mundo.
La firma evaluó a Australia, Brasil, China, Colombia, Estados Unidos, Guatemala, India, México, Sudáfrica y Tailandia- países que concentran el 75 por ciento de la producción mundial- y concluyó que los cañicultores nacionales son los mejor pagados después de los de E.U. y México.
No obstante, el estudio aclara que en estos dos países los mercados están protegidos.
El presidente de la Federación de Biocombustibles, Jorge Cárdenas Gutiérrez, reconoce que el mundo está nervioso porque la agricultura dedicada a la producción de etanol compite con la alimentaria, lo cual ha creado tensión e incremento en los precios de las materias primas.
Sin embargo, sostiene que en Colombia hay suficientes tierras para desarrollar ambas actividades y es una excelente oportunidad para modernizar cultivos.
Un holandés que mueve su carro a punta de café
PALMIRA
En bananos, batatas, yucas y otros frutos tropicales del Valle, el holandés John Loke ha buscado un biocombustible más competitivo que la gasolina. Pero encontró que el café es el 'sorbo' que mejor nutre a su viejo campero.
El motor le ha respondido bien al experimento que este ingeniero agrónomo quiere sembrar entre los cafeteros colombianos. Que lo empleen en sus vehículos y máquinas de trabajo, dice Loke. Aunque hoy en Colombia está prohibido el uso de alcohol puro como combustible.
"Tuve que hacerle 13 cambios al motor para que funcionara; con gasolina recorre 20 kilómetros por galón y con alcohol, 15, pero este cuesta tres veces menos (2.000 pesos galón)", explica.
Loke, que llegó hace 15 años al país, casado con una colombiana, trabaja como investigador del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) en Palmira.
El primer laboratorio se montó en la casa de Loke, en zona rural de Cali. Luego se hizo una planta en Armenia, con apoyo de la Federación de Productores de Plátanos. Ahora se están validando dos plantas prototipo en el Valle y en Quindío y hay una planta móvil para capacitar a los asociados en Colombia.
La propuesta se está implementando en Tanzania (África). Esta manera de producir bioetanol será útil para asociaciones de agricultores en América Latina, África y Asia, dicen los expertos.
Hay tres metas al producir este bioetanol (alcohol carburante) con un 50 por ciento de pureza, biodiesel y aceite puro vegetal: generar empleo en el campo, proteger el medio ambiente y reducir los costos.
El proyecto es respaldado por el Ministerio de Agricultura, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica) y especialistas de Diligent Energy Systems B.V., de Holanda.
En el equipo trabajan Diego de los Ríos, ingeniero químico de la Universidad del Valle; Sanna Hogervost, investigadora de la Universidad de Wageningen, de Holanda, y Overth Naranjo, que presta su finca para investigaciones.
Gracias a la experiencia, Fedeplátano ya emprendió la producción precomercial de bioetanol a partir de los residuos en el Eje Cafetero.
Loke dice que la caña tiene más rendimiento, pero en el caso del café son residuos y son gratis. Si se aprovecha la pulpa que dejan 500.000 hectáreas, Colombia sería el primer país en ese bioetanol y reduciría la contaminación que cae a los ríos. Ese es el sueño de Loke.
"Probé con bananos y otras frutas, pero la pulpa del café no solo trae el mejor biocombustible, sino ganancias sociales", afirma Loke.
800 litros de combustible a partir de pulpa de café produce el laboratorio en la casa de Loke; en Armenia se montó una planta con una capacidad para producir 1.800 litros.
Molestia de porcicultores con precios del maíz
César Rojas reniega cada vez que va a comprar el concentrado para los cerdos que cría en su finca en Cundinamarca, porque el precio cada vez es mayor y ese incremento no se lo reconocen cuando va a vender los animales.
Un sentimiento similar experimentan muchos mexicanos que hoy pagan 10 pesos mexicanos (90 centavos de dólar) por un kilo de tortillas en el Distrito Federal, dos tercios más que hace un año.La molestia de César y de los mexicanos tiene el mismo origen: la utilización del maíz para producir etanol, que ha subido el precio internacional del cereal e influye en el costo de las tortillas mexicanas, las arepas colombianas y en las actividades pecuarias, pues con maíz se alimenta a pollos y cerdos.En enero del año pasado, César requería 300.472 pesos para sacar un cerdo a la venta, pero hoy necesita invertir 30.000 pesos más.Las tortillas, por su parte, generaron una crisis en México, pues son un alimento básico en la dieta de este país, al punto que el Gobierno tuvo que expedir un decreto para fijar su precio y permitir la importación de más maíz para atenuar su carestía.

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