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24 diciembre 2006

Hoy nacerán 2.739 colombianos, pero las noticias para ellos no son del todo buenas


54 de esos pequeños morirán antes de cumplir el primer año de vida por causas que el Estado tendría que prevenir.
La cifra no es excepcional, pues hace parte de un número aún más doloroso: 20.000 bebés mueren cada 12 meses por culpa del hambre, las enfermedades y la violencia.
Ese es el lado oscuro de unas estadísticas que deberían llenar de esperanza a cualquier nación. En Colombia, en promedio, cada hora nacen 114 bebés, 83.333 cada mes, un millón cada año.
Beatriz Elena Osorio, una mamá de 31 años a punto de dar a luz, no cree en las encuestas. Ella prefiere mantener la fe. Tendrá una niña que se llamará Michelle y quizá nazca esta noche. La mujer vive en San Cristóbal, un corregimiento de casas apeñuscadas en las afueras de una Medellín casi desconocida, sin metro ni centros comerciales ni plazoletas ni teatros al aire libre. Ahora Beatriz permanece acostada en una de las habitaciones del Hospital General.
Está conectada a un aparato que mide su frecuencia cardíaca. Al parecer, su corazón está bien, pero hay cosas que la angustian. Ella y su familia hacen parte de los 27 millones de colombianos que 'padecen' de pobreza, esa 'vieja enfermedad' aún no superada.
Síntomas que crecen y crecen
Justo la pobreza es la responsable de que tres millones de niños no puedan acceder a los programas de salud, que dos millones 500 mil no asistan a clases y que un millón 800 mil deban trabajar para poder comer.
De acuerdo con la oficina de la Unicef en Colombia, 30.000 niños mendigan en las calles de las principales ciudades, muchos de ellos víctimas de la explotación sexual y del comercio de drogas.
Pero Beatriz Elena insiste en mantener la fe, pese al pronóstico del país en el que nacerá su hija. Las enfermeras que la atienden calculan que podría dar a luz justo la madrugada de Navidad. No estará sola.
Al otro lado de la ciudad, en la Clínica León XIII, María Cristina Saavedra también dará a luz una niña. La mujer, de 21 años, vive en el barrio Manrique Oriental, donde antes se vivió la guerra entre las autodefensas y las milicias de las Farc y el Eln. Eran días azarosos. Nadie se atreve a calcular el número de mujeres, hombres y niños que cayeron fusilados. Fueron cientos.
María Cristina se acaricia el vientre y cuenta que muchas casas en su barrio todavía tienen impactos de ráfagas de fusil y agujeros por esquirlas de granada. Pero eso ya se acabó, dice aliviada, aunque poco después advierte con desgano que lo que nunca se acaba en su barrio es la pobreza, que al parecer sigue en las calles merodeando las esquinas como hacían los grupos de asesinos a sueldo.
La esperanza de María Cristina es que uno de sus hermanos, Néstor, el mayor, comenzó a trabajar en un local de La Mayorista, la plaza de mercado más grande de la ciudad. Él prometió ayudarle con la leche de su hija y, tal vez, con los pañales. Tiene suerte: casi tres millones de colombianos están sin trabajo.
Milagro que se repite
Para Luis Fernando Cadavid, ginecobstetra del Hospital General de Medellín, los nacimientos son un prodigio en medio del caos. Él calcula que en sus 19 años de carrera profesional ha visto nacer a unos 5.000 bebés, y que cada uno es una razón para creer que vendrán mejores días, aunque advierte que esos días aún no terminan de llegar.
Su colega Nelson Castro, con 16 años de experiencia, cuenta que las salas de parto son un buen reflejo de lo que pasa en las calles, en los barrios, en los pueblos. Él recuerda que ha visto morir a madres y a bebés durante partos que no debieron complicarse si el Estado hubiera asegurado algún tipo de asistencia médica previa. Al año, 900 mamás fallecen dando a luz en Colombia.
Pero tal vez esta noche sea distinta, incluso a pesar de que las estadísticas sugieran otra cosa y de que la Unicef revele que la mitad del millón de partos que ocurren en el país cada año son de embarazos no deseados, que cada 12 meses unos 180 niños deciden suicidarse y que 200 mil niñas menores de 17 años den a luz. Hoy es Navidad y es deber de todos insistir en que, seguro, vendrán mejores días. Ojalá.
Cada vez hay más partos por cesárea
Una de las características más comunes en los partos que se suceden en Colombia es la generalizada tendencia de muchas madres a dar a luz mediante la práctica de la cesárea.
De acuerdo con el médico Jaime Betancur, se trata de un decisión equivocada cuando no es el resultado de una necesidad clínica sino de una intento por evitar el dolor.
"Cada vez es más común ver llegar mamás que, en las salas de parto, exigen que se les practique una cesárea, a pesar de que están en plenitud de condiciones para dar a luz de forma natural. (...) hasta nos toca escucharlas ofuscadas, con rabia, exigiendo esa operación", dice el médico en tono preocupado.
Según él, de cada diez partos, siete son por cesárea, cuando apenas debería ser uno o dos de cada diez casos. Al parecer, todo se debe a la creencia cada vez más extendida de que esa operación es menos riesgosa, cuando en realidad reviste complicaciones, la más importante, contraer infecciones o lesiones de órganos como el estómago, la vejiga o el intestino delgado por el corte abdominal que debe hacerse. Lo mejor es lo natural, advierte el profesional.


JOSÉ ALEJANDRO CASTAÑO

ENVIADO ESPECIAL DE EL TIEMPOMEDELLÍN

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