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15 diciembre 2006

Ayuda humanitaria "mal distribuida"

BBC

Un nuevo informe indica que millones de personas están quedando fuera del reparto de ayuda humanitaria pese a que las donaciones de gobiernos y del público ha alcanzado niveles históricos.
El Informe Mundial sobre Desastres 2006 asegura que, en 2005, la ayuda humanitaria de emergencia alcanzó al menos los US$17.000, superando a cualquier otro año.
Sin embargo, mientras algunos casos destacados como el tsunami en el Océano Índico y el huracán Katrina atrajeron a muchos donantes, muchísimas otras crisis fueron ignoradas, asegura.

El informe también llama a gobiernos, organizaciones de ayuda humanitaria y medios de comunicación a reparar el desequilibrio.
Más de 99.000 personas murieron y 161 millones fueron afectadas por desastres naturales el año pasado, según la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

El informe dice que una serie de desastres inesperados -incluyendo el tsunami de 2004, el terremoto en el sur asiático y un huracán en la costa del golfo de Estados Unidos- llevó a una generosidad sin precedentes en 2005.
El costo de las crisis alcanzó los US$160.000 millones, más del doble del promedio anual de la última década.
Los gobiernos donaron más de US$12.000, la cifra más alta desde que se comenzó a registrar este indicador en 1970.
Los ciudadanos, mientras tanto, donaron más de US$5.500 a las víctimas de tsunami, una cifra superior a los que las organizaciones no gubernamentales del mundo recolectan en un año.
Sin embargo, pese a estas enormes contribuciones, millones de personas siguen sufriendo, asegura el informe.

Los pedidos de donaciones para Chad, Guyana, Costa de Marfil, Malawi y Níger recaudaron menos de US$27 por persona, comparado con los US$1.241 por personas en el caso del tsunami.

Cobertura mediática
El presidente de la Federación Internacional, Juan Manuel Suárez Del Toro, dijo que semejante disparidades son inaceptables.
"La generosa respuesta de 2005 demuestra que la gente y los gobiernos están comprometidos con ayudar a aquellos que los necesitan".

"Ahora, debemos asegurarnos de que la ayuda alcance los lugares donde más se necesita y que no esté influenciada por razones políticas, de seguridad o mediáticas", pidió Suárez Del Toro.
El informe asegura que niveles dispares de cobertura mediática -y su supuesta capacidad para dirigir la atención del público y los políticos- contribuye a la desigual distribución de la ayuda.
El huracán Katrina, que azotó la costa del golfo de México en agosto de 2005 y causó la muerte de unas 1.300 personas, generó 40 veces más cobertura en la prensa occidental que el huracán Stan, que azotó Guatemala poco después y que causó la muerte de 1.600 personas, afirma el informe.
El dinero enviado por los guatemaltecos que viven en el exterior a las zonas afectadas por el huracán fue de unos US$413 millones, 20 veces más que el dinero recaudado por Naciones Unidas en su llamado a la solidaridad de principios de diciembre de 2005.
Causas subyacentes
El informe dice que varios millones de personas no tienen acceso a ayuda humanitaria que les podría salvar la vida porque hay crisis que no son registradas.

En Guatemala, como en muchos países, las principales bases de datos no tienen registrados varias inundaciones, aluviones de barro o terremotos localizados.
Nadie registra, por ejemplo, cuántos emigrantes mueren en el Sahara o en balsas tratando de alcanzar tierras europeas.
Estas pequeñas crisis suman más muertes y afectan a muchas más personas que unos pocos grandes desastres, explica el informe.
La federación busca redirigir la voluntad política hacia la creación de condiciones para que las agencias humanitarias puedan operar en las zonas más remotas y peligrosas del mundo.
El informe también aboga por la creación de un gran fondo de emergencia común, el desarrollo de una medición global de necesidades humanitarias, y un acuerdo sobre formas de actuar entre los gobiernos que reciben la ayuda y los donantes.
Markku Niskala, secretario general de la Federación Internacional, también pidió un mejor entendimiento de las causas subyacentes de los desastres, tales como el desequilibrio en el acceso a los alimentos y los conflictos regionales.
"Para muchas personas, su vida diaria contiene las semillas de la crisis. Negar esa vulnerabilidad hace que los riesgos de hoy sean los desastres de mañana", dijo Niskala.

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